- Recuerdos del pasado -
Subí mi maleta hasta el último cuarto, hace mucho tiempo no entraba a este lugar.
Suspire por un momento, metí la llave para poder abrir la puerta, escuché unas voces por el pasillo, seguramente Damon dormiría con Sebastián y Cristian, era un alivio para mi dormir sola, ese era un privilegio por ser mujer
Apenas entre, distinguí todas las cosas, todo seguía igual, tal y como lo dejé, este cuarto me gustaba, mucho más cuando era un enorme cuarto, por ser una buhardilla, me gustaba por lo grande que era, en el centro arriba de la cama, había un espacio para sentarme, tenía un enorme ventanal, una cómoda para dormir si gustaba y la cama debajo de este.
El cuarto estaba pintado de rosa junto con lila, me gustaban mucho esos colores cuando era niña y aún me gusta, pero ya no tanto.
Recorrí mi mirada, para encontrarme con un estante de muñecas metidas en sus cajas, muñecas Barbie, bebés de silicona, peluches.
Tenía una silla colgante cerca del escritorio y del estante de libro, me acerque a este, solo habían los libros de las princesas, como la princesa y el sapo, cenicienta, bella durmiente...
En fin, una infinidad de cosas que le gustaban a una niña de 10 años y que me siguen gustando.
Deje mi maleta encima de la cama, en esta se encontraba un peluche amarillo, y en la cómoda arriba de mi cama otro peluche más.
Era una fanática de esas cosas. Seguí mirando.
Si que tenía muchas colecciones de muñecas, como el de las chicas super poderosas, sonreí cuando vi a la muñeca bellota, que lindo.
Me estuve unos minutos desempacando y arreglando algunas cosas más.
Mire por el ventanal, podía ver el cielo oscuro, habíamos llegado de noche, y no logre dormir mucho, me pareció muy extraña la actitud de Cristian, pensé que se burlaría al verme llorar.
Hubiese preferido que se burlara a qué me tocara la cara, menudo confianzudo.
Tu se lo permitiste.
Estaba llorando, era un momento muy vulnerable.
Me cambie de ropa por algo más cómodo.
Estaba centrada en el cielo que no escuché como la puerta de mi habitación se abrió, giré para ver de quien se trataba, solo rodé los ojos al verlo.
-¿Qué quieres?—Me cruce de brazos, mirándolo—¿Es que acaso no tuviste suficiente?
-¿De que?—Miro todo a su alrededor, emboscó una sonrisa burlona—¿Así que te gustan cosas de niña pequeña?—Me miro, acercándose—Eres increíble.
-No te metas donde no te importa...
-¿Sabes?—Se acerco a los estantes de mis muñecas coleccionables—Estos juguetes son para niñas de 7 años, tú tienes 20, ¿No te importará que se los regale a mi prima?—Fruncí los labios.
-Si, me importa mucho, ahora ya puedes largarte Cristian—Musité con fastidio, acercándome a su lado—¿A qué has venido?
-Quería conocer tu cueva, como la serpiente que eres, debes de tener una guarida—Apreté mis dientes para no soltar lo primero que se me venga a la mente.
-Ya la conociste, ahora largo—Le hago seña con la mano, él enarca una ceja mientras baja la mirada.
-¿Así que te gusta el rosa?—Me miro nuevamente—Como toda una riquilla—Contuve una sonrisa.
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Odio irresistible
ChickLitDINCEL | Mónica llevaba una vida tranquila. Hasta que volvió a ver al amigo de su hermano, no era más que el famosísimo, Cristian Edwards. No tenía otro concepto de él, aparte de que era un idiota, pero su odio no le duró mucho. No cuando todo lo qu...