"El sujeto de pruebas, o quizás algo más."

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— Pasado...

Cuando Toya tenía menos de 19 años, él era frío y hostil, como cualquiera de esos demonios de aquellas historias que le contaba Ena a Akito antes de ir a dormir. Todo era a causa de que Toya quería encajar con los demás demonios.

“Si luzco más rudo, me respetarán al igual que ellos... Eso es lo que mi padre quiere, yo también debo quererlo.”

Toya pensaba. No había demonios que pudieran desafiar a su padre, y Toya, a su corta edad (según los demonios), quería ser el primero. Su sueño era ser el demonio más tenebroso, grande y fuerte que los humanos hubieran visto jamás, él quería sentirse poderoso, imponente, probarle a todos que deberían temerle, pero el sujeto de pruebas que encontró en el mundo humano no fué su mejor elección.

“Por qué objeto de pruebas?” algunos pensarán, pero se trataba de un simple muchacho pelirrojo, al cuál Toya había declarado su conejillo de indias para demostrar su valía, pero... ¡Ese chico es extraño! ¡Parece que está muerto o algo! ¿¡O por qué no se asusta al ver a Toya como cualquier otra persona normal!?

Toya trataba de asustar a ese chico con todas sus técnicas, pero él parecía... Tan ido, incluso algunas veces Toya creía que estaba ciego porque tenía hiperfijación con cualquier cosa, ¡Menos él! Eso hervía su sangre, pero al buscar verse más profesional, él solo se quedaba en silencio mientras veía al pelirrojo pacíficamente regar sus plantas.

“Tengo mis sospechas... Mi sujeto está muerto.”

Toya concluyó, aunque fué interrumpido por la voz de este mismo chico.

“Hey, grandulón, puedes ayudarme en algo?”

Grandu... ¿¡Grandulón!? ¿¡Quién se cree que es!? ¿¡No sabe quién soy?!”

“Oh, ¿Disculpa?”

“¿Podrías cargarme por unos segundos? Hay una oruga que tiene hambre aquí y no quiero que se coma las hojas de mis flores, necesito esa manzana.”

“¿Yo...? ¿Cargarte? ¿Por qué yo?”

“Eres la única persona aquí cerca... Además, es la primera vez que te pido ayuda en todos estos días que me has estado siguiendo, por favor no cuestiones mucho.”

“Quiero decir– ¿Por qué me estás dando órdenes?”

“¿Hm? ¿Te molesta?”

“¡Sí–! Quiero decir... Un poco. ¿No ves mía alas, mis dientes o mis cuernos? Soy un demonio. ¿Por qué te haría caso cuando tú no eres ni siquiera superior a mi nivel?”

El pelirrojo inclinó su cabeza hacia un lado.

"Eso explica muchas cosas..., Pero si te soy sincero... No das miedo.”

Un silencio se sintió entre ambos.

“...”

“¿¡Discúlpame?!”

“Uy... Quizás no debería decirlo así, pero si me ayudas puede que lo reconsidere.”

Sin más palabras, Toya cargó al chico en sus hombros. El pelirrojo se sorprendió al ver lo fácil que era manipular a Toya, pero no se quejó. Cuidadosamente tomó la manzana del árbol, para luego dársela a la oruga.

“Ya cumplí tu tareita, ahora elabora.”

“¿Qué?”

“¡Elabora! No hay forma de que no le temas a un demonio como yo. Sentido común, humano.”

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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¿Los demonios y las flores pueden convivir? - Akitoya !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora