un trato es un trato

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El demonio de la radio, conocido y temido por muchos salía de la habitación pensando porque el rey del infierno propuso ese trató tan inesperadamente, le daba vuelvas al asunto y lo pensaba una y otra vez buscando cualquier razón válida pero no la encontraba, sin importar cuántas horas llevará pensando sin parar no lograba encontrar una respuesta, nisiquiera una lógica ante tal trato repentino.
Así es como mientras el estaba divagando en sus pensamientos e ideas había demonios atacando al hotel y alastor ni enterado estaba o eso era así hasta que el grito de angel acompañado de algunas groserías para que alastor bajara a ayudar llegaron a los oidos del demonio de la radio el cual sin pensárselo dos veces fue en ayuda de sus compañeros, no se sorprendió en absoluto al ver a sr.pentius era el responsable del dilema, atacando el hotel.

Solo un chasquido de dedos hizo falta para detener el problema sin más, así es, solo un pequeño movimiento o insignificante para algunos basto para que el demonio acabará derrotado en el piso pidiendo clemencia y con una mirada llena de soberbia alastor lo mirase indignado por interrumpir sus pensamientos.

—¡Alastor!—un grito femenino logro ser audible para todos los demonios presentes

—¿Que sucede Charlie?—cuestiono curioso deteniendo su ataque ante el demonio que había comenzado el ataque

—¡Déjalo! Quizás fue obligado o... O pudo hacerlo sin pensarlo dos veces o incluso— la expresión del ajeno fue suficiente para detener el tartamudeo de la princesa remplazandolo por silencio

Alastor camino molesto de vuelta al hotel sin mirar a nadie, algo estaba estresandolo y no sabía que era, o al menos eso decía tratando de negar su verdadera razón de su malestar.

—¿Se está comportando extraño o soy yo?—pregunto con curiosidad Charlie hacia su novia la cual negó sin mucho interés entrando nuevamente al hotel

[...]

Toques fuertes retumbaron en la puerta del rey

—¿Quién es?—pregunto el soberano y sin recibir una respuesta sintió que alguien estaba tras el, reconociendo la presencia ajena hablo por lo bajo
—alastor— antes de poder decir otra frase sintió una respiración en su cuello y antes de lograr apartarse sintió una suave lamida —que
mierda— hablo con una voz molesta y gruesa estando a punto de apartarse pero unas manos que se posicionaron en sus hombros lo evitaron

—¿Olvidó el trato mi rey?—antes de que lucifer pudiese responder sintió unos dientes enterrarse en su piel mientras soltaba un jadeo por el ardor de esta acción, respiro profundo y en su mente solo pensaba que el demonio se apurase en terminar con su parte del trato y se sacie

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