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𝑭𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑷𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐

El viento soplaba con un murmullo melancólico, llevando consigo los susurros de un pasado olvidado mientras yo y Taehyung nos adentrábamos en los confines de una casa que se erguía desafiante ante el tiempo y la desolación.

—Este lugar... —comenzó Taehyung, su voz en un susurro— Parece que cada grieta y cada rincón tiene algo que decirnos.

Asentí mientras veía la paredes que aún conservaban el eco de risas y conversaciones ya extintas. Me movía con cautela, respetando el santuario de memorias que se desplegaba ante nosotros.

La casa, aunque en ruinas, estaba impregnada de una belleza trágica. Los marcos de las ventanas, despojados de su cristal, enmarcaban vistas de una ciudad que una vez estuvo llena de vida. Las puertas colgaban de sus bisagras, abiertas a corrientes de aire que portaban el polvo de los días mejores.

—¿Crees que alguien vivió aquí? ¿Que esto fue alguna vez un hogar? —pregunté en mi lenguaje de signos.

—Es más que posible —respondió Taehyung, examinando un marco de fotos caído que aún contenía los vestigios de una fotografía descolorida— Quizás estas paredes fueron testigos de una felicidad que ahora nos parece tan ajena.

Continuamos nuestra exploración, cada habitación revelando más pistas de los que una vez llamaron a este lugar su hogar. En el comedor, una mesa larga yacía volcada, las sillas dispersas como si estas personas hubieran huido en medio de una cena.

—Algo sucedió aquí, algo repentino y terrible —dijo Taehyung, su mano acariciando el respaldo de una silla tallada— Puedo sentirlo.

Me detuve ante una chimenea, donde un montón de cenizas frías guardaba el último aliento de un fuego que había calentado corazones y manos. Sobre el manto, un reloj que se mantenía inmóvil, sus agujas marcando una hora que ya no tenía significado.

—¿Y si estamos conectados con este lugar, con su historia? —firmé, la inquietud teñida en mis ojos— ¿Y si los cubos nos han traído aquí por una razón?

Taehyung no tenía respuestas, solo más preguntas que se amontonaban como los escombros a su alrededor. Sin embargo, algo en su interior, una chispa de intuición, le decía que podría tener razón.

Fue entonces cuando un sonido nos detuvo. Un crujido suave, como el de una puerta que se abre lentamente. Nos volvimos hacia el origen del ruido y descubrimos una escalera que descendía a la oscuridad del sótano.

Con una mirada de acuerdo, aunque también algo de miedo decidimos investigar. La escalera hacía el ruido reflector de nuestros pasos, cada peldaño una incógnita que nos llevaba más profundo.

Al llegar al fondo, la tenue luz de una bombilla colgante que parpadeaba débilmente iluminó la escena. Allí, en el centro de la habitación, un cubo similar a los que flotaban en la ciudad yacía en el suelo, su superficie lisa y fría al tacto.

Taehyung se acercó, su corazón latiendo con una mezcla de temor y fascinación. —Es idéntico a los de afuera, pero... ¿cómo llegó aquí? ...¿cómo se mantiene inmóvil?

Con sus mismas dudas me uní a él, mis dedos trazando los bordes del cubo. De repente, imágenes y sonidos inundaron mi mente: un niño riendo, una mujer cantando, un hombre contando historias bajo la luz de las estrellas. Era un torbellino de vidas pasadas que se entrelazaban con la nuestra propia.

—Están aquí —firmé, las lágrimas brillando en mis ojos— Los recuerdos, las vidas, todo está aquí, almacenado dentro de este cubo.

—¿Podría ser este el propósito de los cubos? ¿Conservar nuestra historia? —murmuró Taehyung, su mente luchando por comprender la magnitud de nuestro descubrimiento.

Nos quedamos allí, en el sótano, rodeados por las sombras del pasado y la luz parpadeante que, como nosotros, luchaba por permanecer viva en medio de la oscuridad.

Con la pregunta de Taehyung suspendida en el aire, como un eco en esta ciudad, nos sumimos en un silencio reflexivo.

—¿Podrían los cubos ser algo más que tumbas silenciosas del pasado? —se preguntaba, acariciando la superficie lisa y fría del cubo que habíamos encontrado en el sótano.

—Quizás son cápsulas del tiempo, contenedores de nuestra historia... o llaves para nuestro futuro —afirmé con una seguridad que sorprendió incluso a Taehyung.

Los otros supervivientes, movidos por mis palabras y la inquietante pregunta de Taehyung, comenzaron a compartir sus propias experiencias con los cubos, sus teorías y sus sueños. Algunos hablaban de patrones en los movimientos de los cubos, otros de susurros y visiones, de recuerdos que parecían aflorar al contacto con estas enigmáticas estructuras.

—Debemos encontrar la posición de los cubos en relación con las constelaciones —propuso uno de los chicos, con su conocimiento de las estrellas —Si IU y Taehyung han encontrado una conexión con la constelación del Navegante, tal vez haya más pistas en el cielo nocturno.

La noche avanzaba mientras trabajábamos bajo la bóveda celeste, trazando líneas imaginarias entre los cubos y las estrellas, buscando significados ocultos de esto.

Mientras tanto, Taehyung y yo regresamos al sótano de la casa en ruinas, decididos a descubrir más secretos del cubo que habíamos encontrado. Con cada toque, con cada mirada, se desvelaban nuevos fragmentos de historias, piezas de un rompecabezas que contaba la odisea de la humanidad.

El amanecer nos encontró exhaustos pero llenos de una esperanza renovada. Habíamos recopilado suficientes datos para empezar a entender la posible función de los cubos. No eran meras tumbas, sino archivos vivos.

—Esto es solo el comienzo —dijo Taehyung, su voz firme a pesar del cansancio— Debemos continuar explorando para que algún día volver a reconstruir lo que se perdió.

—Esto es solo el comienzo —dijo Taehyung, su voz firme a pesar del cansancio— Debemos continuar explorando para que algún día volver a reconstruir lo que se perdió

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