Gaia

508 12 32
                                    

Estás en una playa nudista y hay una emergencia. Aparece la policía y uno de ellos va a interrogarte por si has visto algo. ¿Te atreves a hacerlo a medias tu y yo????

Son las palabras que mi amiga @Ane Cesnero utilizó para tentarme a escribir este relato. Un juego picaresco. Y por qué no ???? Aquí estoy, a mis 51 años, plasmando por escrito fantasías o realidades??? Eso lo dejo a tu imaginación y al vuelo de mi mente, nuestra mente . Gracias @Ane Cesnero por ese "pulso" y espero que el resto de lectores disfrute este relato y de los que llegaron después, tanto como lo hemos disfrutado nosotras hasta llegar aquí. Es muchísima ilusión la que he puesto a este nuevo renacer.

¡Gracias, gracias y mil gracias @Ane Cesnero !!!!

Vamossssssssssssss!!!!

----------------------------------------------------------------------------------

Son las 11 de la mañana y ya se intuye que el día va a ser abrasador. Perfecto, son de esos fines de semana que están diseñados para mí. Bajar a la playa con un buen libro y mi mochila "peso pluma". Agua, protección 50 de aceite de coco, toalla de hilo y algo de dinero por si me apetece tomar algo al regresar a casa. Elegir dónde me coloco en la arena me lleva mi tiempo. Alejada de la gente, a mi rollo, sin voces ni gritos a mi alrededor, pero siempre intentando estar medianamente cerca de algún tío que me alegre la vista, que me haga pensar en que puede que el día sea interesante. Me gusta escuchar el sonido terapéutico del mar sin interferencias. Extiendo mi toalla. Me quito mi camiseta blanca Oversize y mi brasileña, que solo uso para bajar a la playa. Conjunto que utilizo para sentir que algo tapa mi culo en el trayecto, y que la camiseta no colabora a disimular, pero aliadas las dos prendas , ofrecen una imagen que me gusta y me hacen sentir cómoda. En esta playa me gusta estar desnuda, tomando el sol, libre de marcas. Cuando bajo con algún amigo o amiga, suelo ir al peñón, aquí al lado, pero sin quitarme el minúsculo bikini. Cuanto menos tape, más coje el sol.

Tengo pendiente leer unos cuantos relatos eróticos de una amiga escritora que ha aparecido por sorpresa en mi vida hace poco y son perfectos para este día y bueno.... es un decir, porque nada más comenzar la lectura de los primeros párrafos, la temperatura de mi cuerpo se empieza a alterar.

Esta chica escribe sobre cómo situaciones cotidianas tornan en auténticas escenas muy eróticas, en las que ella describe con detalle cada acción, pero deja otros que mi mente llena automáticamente, haciendo que yo me sienta tan dentro de la escena, que más de una vez he llegado a sentir de forma nítida, lo que podía estar sintiendo la protagonista del relato en cuestión. Leo uno que ocurrió en esta misma playa. Para ser más sincera, lo releo. Lo leí hace un par de días y me dejó.... No, no me dejó indiferente. Me vacié por completo mientras lo leía y por eso he querido volver a leerlo en el mismo sitio que ocurrió.

Aprovecho o utilizo, mejor dicho, una pausa en la lectura, para mirar a un grupo de chicos que están practicando voleyplaya en la orilla. Mi mente acelerada por la lectura, empieza a analizar a esos chicos, poniendo especial énfasis en sus musculaturas, su piel bronceada o sus culazos, más bien como si fueran a protagonizar uno de los relatos de mi amiga, pero directamente en mi lívido. El sudor por su esfuerzo recorre la piel de todos ellos, Podrían, pero... no, ninguno de ellos medirá más de uno setenta y cinco y a mí, los que me verdaderamente me ponen son los tíos modelo vikingo, de cuerpos muy grandes o como les denominan mis amigas armarios empotrados. Es normal. porque yo mido uno setenta y seis y aunque soy delgada. me gusta sentir en un abrazo. la protección y esa masculinidad varonil de unos brazos generosos, de un pecho duro y desarrollado, de un cuerpo que sea bastante más grande que el mío. ... bufff que se me empieza a ir la cabeza.... mejor sigue leyendo, Gaia. O no. O yo que sé ya...

GAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora