Seth: "Venas abiertas"

Sabanas mojadas

La lluvia dejaba la habitación húmeda, el frío no era problema teniendo la piel más delicada frotando mis omoplatos, la sabana dejaba al descubierto toda su entrepierna, la música reproducida en su iPhone se hacía cada vez más lenta, sincronizado con el movimiento de sus caderas y la mezcla de sabores que gustaba de sus labios hasta tener que morderlos para sostener sus gemidos dentro del libido silencioso que estábamos viviendo, las yemas de sus dedos recorría el camino de mi pelvis sin ninguna ruta desconocida, se dirige por debajo de mi cuerpo sosteniendo la sabana con la mano que le queda libre, va formando otro camino desde mi ombligo hasta causar el nirvana del sexo oral, mi acto seguido para culminar antes de la eyaculacion es jalonear de su castaña cabellera hasta el desfogue de placer ...
- !¿Siempre me verás como tu puta personal?!
- Creo que no, tu no cobras ni yo nunca te recogí de alguna esquina
- Eres un idiota ,- Y tu preciosa, no eres una puta-
30 segundos después, la música emitida desde el iPhone se interrumpe por el timbre de llamada, Laura se interrumpe, se levanta de la cama y contesta la llamada que por cierto supuse que por la voz gruesa y áspera que emitía desde el móvil pudo haber sido su esposo , Laura habla con el desde el baño tratando de ocultar la procedencia de la llamada, la perilla de la puerta hace una señal de cerrado lo que para mi es una especie de "Game over".
Laura cuando salió del baño lo único que encontró fue un filtro de algún cigarro dejado gentilmente sobre su almohada con una hoja de papel, una cama a medias de romper y un par de sabanas mojadas.
La piel se me erizaba al bajar de las escaleras «Hace frío» me murmuré a mi mismo, me soplaba las manos con el fin de sentirlas cálidas puje con mi espalda la puerta principal del edificio donde vivía Laura.
Caminaba unos cuantos metros para poder llegar a una cafetería cerca, conocida como Berenice's, siempre creí que el nombre era en memoria de Allan Poe por la idolatracion de sus libros por parte de la dueña del local; en fin, yo también me hubiera dejado el bigote como ese tío así tendría donde inhalar la cocaína sin tener que sacar los billetes que tome de la cartera de Laura, me pregunto si se habrá leído mi mensaje.

*Hoja de papel*
"Laura, no eres una puta pero en esta relación sexual que tenemos uno de nosotros tiene que ser el ninfomano atrevido y convenido, sólo te estoy cobrando la linda noche, mañana vuelvo por lo que queda deuda, un sexo como el mío vale más que 500 verdes.
Posdata: como te encontrabas en el baño orine por tu balcón, informarle a tu anciana vecina del piso de abajo que lo siento por mojar a su gato"

Cochrane mucho había cambiado desde la masacre concebida en la casa de María aquel 7 de Setiembre, se observaban más miradas vagas, egolatras, vidriosas, taciturnas, angustiadas, sublimes, cautivadoras, se escuchaban risas en los parques mientras el sol empapaba y se caminaba sobre una mezcla de olores a nicotina, tabaco y mariguana en el trance hipnótico que te obligaba a quedarte en la lúgubre medianoche; la infraestructura de Cochrane era otra, diferente por así analizarla, las cumbres de edificios lucrativos que llaman tu atención con el pretexto de moda para abstenerse con tu dinero en un estado sumiso invadían toda la ciudad llena de insurgentes y policías satisfechos de poder autoconcebido ... «¡Apartate de mi camino mierda!» una vez más escuché esa típica frase que ya estoy acostumbrado a escuchar, me subí a una vereda y deje que el animal al volante pasará antes que yo; una vez ya dentro de Berenice's y el expreso quemando mi lengua, visualizo una cabellera rubia clavada por un lapicero en su improvisado mońo y unos ojos azules con pupilas en dirección a mi mesa, mantuvimos la mirada por un largo tiempo, el punte de sus ojos a los mios estaba construido en ese aposento de miradas que me empezaba s gustar y a ella a cautivar, leyó perfectamente mis movimientos, me canse de mirarla y rompí ese puente volviendo a mi café, se oyeron pasos de tacones altos y unos cuadernos se estrellaron a mi mesa, la rubia tomó asiento sin ser invitada y rozó su mano con la mía, deslizó su uña formando una figura geometríca por mi brazo tomando mis lunares como vértices, tome su muñeca y empece a sujetarla hasta que dejará de ser ese irritable sonido que hacía cuando sus dedos se estrechaban contra la mesa, me miró una vez más y no supe en el momento decifrar su mirada, se levantó tomó sus libros, le dio un sorbo a su café y dejó una hoja en la mesa, se retiró de la cafetería dejando su capuchino frío y una lujuria sin apagar.
En la hoja, que se parecía mucho a la hoja que le deje a Laura; por cierto ¿Por qué Laura aún no llega con sus matones a tratar de asesinarme? Continuamos, esa hoja decía lo siguiente, "Desde lo dulce del vino a lo fuerte del ron" 
Como si el verso tendría hospitalidad en mi, como si esa hoja hubiera aguardado a mi llegada; faltaba poco para caer, para caer en mi, para que mi realidad se trastorné en la verdad de todas mis mentiras