𝐓𝐑𝐔𝐒𝐓 𝐌𝐄

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Llevaba días asistiendo al restaurante en el mismo horario para dar con ella, pero no tuve suerte y me vi forzada a forzarlo, valga la rebundancia. Ese mismo día por la mañana, me encargué de trasferirla a una suite en la zona más tranquila del edificio y también la zona más cercana al penthouse que era un piso exclusivo para mí.

Hombres a mi alrededor tenían sus ojos puestos en mí, en el último tiempo lo único que tenía que hacer era ocultarme del mundo y mantenerme en esta pintoresca isla. No podía quejarme, pero me sentía frustrada al no poder dar con ella de forma casual. Tuve que usar mis influencias, no podía darse de otra forma.

¿Qué hiLe pedí a recepción que cambien su habitación por una suite, específicamente a una que estaba en el mismo piso que la mía. Si el destino no quería que me la cruzara, debía forzarlo. De paso, pedí un ramo de flores para la bienvenida, también otro tiramisù porque nunca era suficiente. Dejé mi número en una nota, junto a mi nombre. ¿Qué más podía hacer? Esa mujer parecía querer evitarme a toda costa, pero no podría hacerlo por mucho tiempo.  Días cenando en el restaurante de la planta baja y sin tener noticias de ella. Supe que seguía en el hotel porque

Cuando regresé al hotel, la brisa fresca de la madrugada mediterránea me recibió, aliviando un poco la tensión acumulada. Mis pensamientos volvían constantemente a SeulGi. Sus ojos, su risa nerviosa, la manera en que su rostro se iluminaba cuando sonreía. Algo en ella me desarmaba y, a la vez, me intrigaba profundamente, ella tenía algo atrapante, algo que llamaba mi atención. 

Entré a mi suite y me dirigí a la ventana, observando la tranquila playa, la luna brillaba para mí. QMi mente era un torbellino de pensamientos contradictorios, por primera vez no sabía muy bien qué era lo que quería. Nunca antes había sentido una conexión tan fuerte y repentina con alguien, y menos aún había permitido que alguien entrara en mi vida de esta manera. Me tiré en la cama, de abrazos abiertos, sin ganas de quitarme mi ropa la ropa que estaba cubierta por unas manchas de sangre, supongo que hacer el trabajo sucio siempre dejaba sus huellas.

De repente, mi teléfono vibró en la mesa de noche. Era un mensaje de SooYoung: "Todo está bajo control. Te veré mañana. Descansa." Suspiré aliviada, sabiendo que al menos por esta noche, no habría más interrupciones.

Me dirigí al baño y me miré en el espejo, intentando encontrar algún rastro de la mujer dura y fría que solía ser. Pero todo lo que veía eran ojos llenos de incertidumbre y anhelo. Nunca me había pasado, nunca me había quedado flechada por alguien.

"¿Qué me hiciste, Kang SeulGi?" murmuré para mí misma.

Me di una ducha rápida, tratando de despejar mi mente, y me puse una bata de seda antes de dirigirme a la cama. Justo cuando estaba a punto de apagar las luces, mi teléfono vibró de nuevo. Esta vez era un mensaje desconocido: "Gracias por el tiramisú. Espero que podamos hablar más pronto. - SeulGi."

Una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras leía el mensaje. Quizás, solo quizás, valía la pena correr este riesgo. Apagué las luces y me dejé caer en la cama, con la promesa de un nuevo día y la posibilidad de al menos consagrar una cena con ella.

A la mañana siguiente, nuevamente encontré a gente intentando colarse al hotel, claramente en busca de información sobre mí. Observé a las tres ratas rogando por sus vidas. A pesar de sus súplicas, no me inmuté. La frialdad era una de mis mejores aliadas y más cuando se trataba de varones inservibles. Mientras tomaba una decisión, mi mente no podía evitar desviarse hacia SeulGi. Esa mujer había despertado algo en mí que hacía tiempo no sentía.

ㅡ SooYoung, ocúpate de ellos. Que no dejen rastro ㅡ ordené, entregándole el arma. No tenía tiempo para lidiar con ellos.

Sin una palabra, ella asintió y se llevó a los hombres. Yo, por mi parte, regresé a mi suite. Necesitaba un momento de paz, aunque fuera breve. El hotel estaba casi desierto a estas horas, lo cual me daba el espacio para reflexionar y tomar un zumo en la terraza del hotel.