Artic Ice ha crecido rodeado de obligaciones, un famoso patinador artístico.
Siempre sobre el hielo, siempre sosteniendo la presión de un padre estricto.
¿Podrá sobrevivir al dulce Chaos?
Chaos Ryder un exitoso skater. Rebelde, caótico, desea algo...
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𝕮𝖔𝖑𝖉 𝕴𝖈𝖊.
Asher Adams era lo que todo el mundo describía como la perfección en persona, un humano capaz de lograr cualquier hazaña que se propusiese.
Se había ganado el título de “Artic Ice” el príncipe del hielo, era un gran patinador, y es que, desde que Artic era pequeño, le habían enseñado que dar el máximo era lo más primordial, cometer un solo error era igual a ser un completo desperdicio.
Había ganado grandes medallas en los nacionales y había llegado a las pantallas de manera internacional. Era el N°1 en todo lo que hiciese.
Su madre Kaori estaba realmente orgullosa de él, su hijo había seguido su legado del patinaje artístico a nivel profesional.
Su padre por otra parte, Aladar, era un hombre de aspecto frío y distante, siempre le exigía el máximo, siempre esperaba algo desafiante del futuro heredero de la corporación “Bionic”.
Y es que el abuelo de Asher era un hombre ocupado, Altair Adams siempre le decía una y otra vez; que jamás dejase para el día posterior lo que pudiese hacer hoy.
Artic sabía que su abuelo y abuela presionaban incansablemente a sus padres, incluso estaban en desacuerdo con que él siguiese los pasos de su madre, veían el patinaje como un deporte para mujeres, poco habitual e incluso incoherente para su nieto único y futuro heredero del legado Adams.
Altair había amenazado a su hijo para que le impusiera una mejor disciplina, incluso su abuela Artemisa estaba en completo desacuerdo con que su hijo se hubiese casado con una japonesa de clase media, y es que, aunque Kaori Ishinomaki había sido una de las mejores patinadoras a nivel mundial, sentían cierto desprecio por su cultura y raíces.
El racismo era algo constante con lo que el pobre Artic lidiaba casi diariamente, odiaba escuchar como se dirigían de esa forma tan despectiva hacia su progenitora y mayor admiración.
Claro que su padre les ponía un alto en cuanto se inmiscuían en su matrimonio, algo que admiraba, pero estaba seguro de algo.
Su vida estaba casi al cien por ciento escrita y predestinada a cumplirse, como si todo su futuro estuviese decidido por sus abuelos, cada paso en falso que daba, era consecuencia de un alto castigo como precio a pagar por sus insolencias.
Su única distracción era patinar, las horas se le pasaban volando.
Y Chèrisse Bryan, o Cherry, como él prefería llamarla, era su mejor amiga y su prometida, actuaban como simples amigos, pero en el fondo sabían, que de un momento a otro los acabarían casando, sin darles elección, sin poder escoger.
Sus comportamientos eran inocentes y casi fraternales, Cherry estaba enamorada de Artic, pero él aunque la amaba profundamente, no sentía esa especie de atracción romántica, era algo más como el cariño de un hermano mayor.
