Artic Ice ha crecido rodeado de obligaciones, un famoso patinador artístico.
Siempre sobre el hielo, siempre sosteniendo la presión de un padre estricto.
¿Podrá sobrevivir al dulce Chaos?
Chaos Ryder un exitoso skater. Rebelde, caótico, desea algo...
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Artic pensaba que podría fingir demencia y todo volvería a la normalidad, como si nada extraño hubiera pasado entre ambos.
¿Tan fuerte se había golpeado para pensar de tal modo en Chaos?
Y es que ese, “Maldito”, como le gustaba llamarlo, había invadido gran parte de su rutina diaria, interrumpiendo su momentánea paz mental.
Quizás mi error fuese haberlo traído al lugar donde trabajo.
Eso quería pensar, pero la realidad era, que en cada lugar al que fuera, de alguna forma, el tema principal a dialogar era. “La deslumbrante vida del famoso skater Chaos Ryder, conocido como Saga Ling”. Sentía una especie de rechazo hacia su persona, quizás fuese el terror a sus emociones o la forma en la que se exaltaba cada que tenían una práctica en la que este era partícipe y prefería ser atendido por Satoru para mantener a raya el contacto junto al castaño.
Pero hoy no podría evitarlo, tal y como habían prometido, ahora era hora de que Saga se expusiera a la vulnerabilidad de ser inexperto en un deporte como lo era el patinaje artístico.
Y eso era del completo disfrute de Asher, le encantaba poder regocijarse en su cara, poder restregarle la paliza que le iba a ofrecer en la pista de hielo, sus dominios.
— Ya es la hora. — Miró su reloj y se despidió de la muchacha de cabellos rosados. — Nos vemos en la cena Cherry. — Se despidió de la fémina con un pequeño pico como señal de despedida, su cabeza era una completa majadería, ni siquiera podía pensar bien en lo que había pasado días atrás junto a ese ojiverde.
Y es que el ojioceánico había preferido pasar del tema e ignorar cualquier tipo de acercamiento, así evitándolo.
— Esta bien, cuídate Asher, y no te sobre esfuerces demasiado, en dos días es la competencia, ¡recuérdalo! No quiero que te lesiones. — Suspiró para así alejarse, después se marchó en el auto de su chófer, el cual había ido a recogerla como todos los demás días de ensayo.
— ¿Esa era tu novia? — Se burló cruzándose de brazos, su hermosa dentadura lo dejó presenciar esa faceta tan sobrecargada de ego que este siempre poseía sobre si mismo. — Es bonita, es una lástima que no sepa que su dueño, fue el mismo tipo que me besó hace cuatro días atrás para así poder huir de su compromiso familiar. — Dejó escapar una fluida carcajada.
— Cállate y ni se te ocurra acercarte a ella, ¿me oíste? — Artic amenazó con tono cortante. — A todo esto, ¿dónde demonios está Satoru? Ya debería haber llegado. — Reprochó con pesadumbre.
— Me dijo que se retrasaría un poco, lo castigaron en la Universidad por haberse quedado dormido durante la mañana en medio de la clase. — Se encogió de hombros con una pequeña mueca. — Así que estamos sólos, principito, o debería llamarte “Professor”. — Canturreó ese mote con el típico acento neoyorquino.
