Era una noche lluviosa, la tormenta que arreciaba envolvía la torre, donde un grito apenas era ahogado por los truenos y relámpagos que está soltaba. Dentro de la torre la oscuridad casi ocupaba todo el lugar, únicamente doce velas dispuestas en unos escasos muebles producían la luz necesaria para la mujer que se encontraba de rodillas frente a la cama, pero el viento que soplaba y entraba por las ventanas amenazaban con apagarlas haciendo que la llama titilase con fuerza, así que los rayos que aparecían a menudo producían un escenario tétrico, pero que daban suficiente luz para que dicha mujer pudiera hacer su trabajo.
—¡Vamos con fuerza!—pronunció la mujer, la voz que salió de su garganta era áspera y dura, una dureza ganada por los años. La luz de un rayo iluminó el lugar donde ella se encontraba mostrando con perfección a la anciana, tenia el cabello ralo y blanquecino, se observaban varias calvas que la volvían siniestra, además que la joroba y la ropa roída recordaban a las brujas de los cuentos de hadas.—¡Vamos inténtalo otra vez!—ordenó tras chasquear su lengua.
Frente a ella y sobre la enorme cama con dosel se encontraba una mujer, que se sujetaba a las barras del dosel mientras hacía lo que la anciana le ordenaba, en su frente pálida se observaban perlas de sudor del esfuerzo que estaba realizando, llevaban varias horas en esa situación y al parecer no iban a terminar con rapidez, la mujer tenía el pelo negro empapado en el sudor y este se pegaba a su cara, sus hombros y espalda, haciéndola sentir como si millones de hormigas pasasen sobre esas zonas. El momento era demasiado intenso para ella que poco a poco empezaba a perder las fuerzas y sentía que no podría más, el dolor que sentía le destruía por dentro. Junto a ella había una joven criada que tenía como única función la de sujetar las enormes alas con plumas de color del ébano, luchaba por conseguirlo pero estas se movían cada vez que su dueña sentía de nuevo el penetrante dolor, en uno de esos movimientos fue lanzada contra uno de los pocos muebles, lo golpeó con tal fuerza que la vela que ardía se tumbó apagando su llama pero cayendo la cera sobre la cara de la criada haciendo que esta gritase de forma incontrolable.
—¡Márchate y haz que te miren la cara inmediatamente!—se molestó la mujer mientras miraba a la joven que en ese momento echaba la cabeza hacia atrás y gritaba de forma gutural, la anciana se levantó un poco del suelo y se acercó a la mujer.—Vamos mi señora un poco más.—Su voz sonó esta vez un poco más suave.
La tormenta aumentaba su fuerza mientras los gritos seguían acompañándola, pero de un momento a otro otro sonido fue el que envolvió a la tormenta y era el llanto de un bebé. La mujer que había sufrido tanto durante el parto se encontraba tumbada, sin fuerzas y jadeando, mientras la anciana se encargaba de limpiar la sangre que envolvía al bebé, corto el cordón que lo unía a su madre y otra criada que hasta ese momento se hallaba entre las sombras, envolvió en una manta al bebé y lo apartó de esa zona.
La anciana siguió realizando las tareas de una matrona para conseguir que la madre pudiera sobrevivir, mientras ellas hacían esto, la mujer que miraba ahora hacia el techo solo soltó un susurro «Cloud» antes de caer en la oscuridad. Un hombre que había estado hasta ese momento tras la puerta, ya que no se les permitía estar durante el parto, entró dando un golpe con la puerta en la pared, era el rey Hayden III.
El hombre era alto y musculoso, tendría unos treinta años, su pelo negro le llegaba por los hombros, los ojos que se encontraban mirando hacia la cama donde se hallaba la mujer eran de color negro como la noche más oscura. Todo él era oscuridad, sus enormes alas también de color ébano, como las de la dama, se plegaron y quedaron cerca de su cuerpo, solo las puntas eran arrastradas por el suelo de madera. Se acercó con dos zancadas a su esposa y tomó su cuerpo sintiendo como la vida la iba abandonando, pero en un susurro volvió a pronunciar esas palabras «Cloud». El hombre la miro con el ceño fruncido.
ESTÁS LEYENDO
El ángel perdido
FantasyUna profecía anuncia que dos niños nacidos bajo la misma tormenta en la misma noche serán destinados a destruirse el uno al otro para poder vivir unidos y conseguir que su reino sobreviva. así que uno de los bebés crece con la creencia de destruir e...