~|Capítulo 1|~

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El cielo era de un azul limpio, sin nubes, el día lo bastante claro como para ver un taxi subiendo por la polvorienta carretera que llevaba hasta la casa principal del rancho Worth, en Arizona.

— Parece que por fin ha llegado tu mujer — dijo Wes. Lauren miró hacia la carretera y asintió con la cabeza, su capataz sabía que Camila no sería su mujer durante mucho tiempo, todo el mundo en Red Ridge sabía que su matrimonio estaba roto.

— Tápate las orejas. — Lauren se quitó los guantes de cuero, intentando tranquilizarse, porque no debería importarle que Camila llegase tres días
tarde y que no la hubiera visto en casi un año — Los fuegos artificiales están a punto de comenzar. — Wes Malloy esbozó una sonrisa.

— Romper con alguien nunca es fácil. — le dijo, antes de alejarse discretamente.

El capataz había ayudado a su padre a mantener el imperio ganadero heredado de su bisabuelo. Nada importaba a Rory Jauregui más que la familia y el rancho y en su lecho de muerte le había hecho prometer que seguiría trabajando para dejarle a sus hijos esa herencia.

Pero Lauren no había podido cumplir esa promesa.

Camila no solo se había negado a tener hijos sino que la había acusado de engañarla con Rosalia, una acusación que le dolió en el alma.

Que la abandonase para volver a Nashville fue la gota que colmó el
vaso. Y si había tenido alguna duda sobre el divorcio, desapareció al
escuchar el mensaje en el que le decía que había ocurrido algo importante y no llegaría a tiempo para la apertura de Penny’s Song.

«Algo importante».

Debería haber estado allí, a pesar de la separación, el rancho para niños que estaban recuperándose de largas enfermedades, un rancho que ella la había ayudado a crear, debería haber sido más importante para ella.

Nunca pensó que Camila se olvidara de eso.

Y se había equivocado.

Lauren se metió los guantes en el bolsillo trasero del pantalón y dio un paso adelante cuando el taxi se acercó.

Pero al ver a Camila bajar del taxi se quedó sin aliento al recordar el día que la conoció, la primera vez que había visto esas larguísimas piernas en un evento benéfico en Nashville, siendo una estrella de la música, Lauren a menudo había aparecido en galas benéficas porque sabía que su participación despertaba el interés de múltiples benefactores.

Se habían chocado por accidente detrás del escenario y ella la había sujetado cuando estaba a punto de caer al suelo.

Pero el vestido de Camila se había descosido hasta el muslo y al ver esa piel suave, firme, a Lauren le había ocurrido algo extraño y poderoso. La invitó a cenar, pero Camila rechazó la invitación, esbozando una sonrisa mientras le ofrecía su tarjeta de visita, como un reto.

Y ella nunca había podido resistirse a un reto o a una mujer hermosa.

Pero eso fue entonces.

— Hola, Camz.

— Hola, Laur. — respondió ella.

Le sorprendía que su voz, ronca y suave, pudiera seguir afectandola. Los suspiros de camila le encendían la sangre y eso era algo que no había cambiado.

Llevaba la blusa arrugada y fuera del elástico de la falda de raya diplomática; un mechón de pelo escapaba de la coleta y se le había corrido el carmín.

En resumen, Camila Cabello Jauregui, que pronto sería su exmujer, era un precioso desastre.

— Lo sé, no lo digas. Estoy horrorosa.

Lauren decidió no responder.

— ¿El viaje ha sido incómodo?. — Camila se encogió de hombros.

— Siento mucho haberme perdido la apertura de Penny’s Song, intenté hablar contigo, pero no quería dejar un mensaje en el contestador.

Lauren estaba furiosa con ella por muchas razones, pero en aquel
momento lo único que sentía era curiosidad.

¿Qué le pasaba? Nunca había visto a Camila tan… desastrosa. ¿Qué había sido de la mujer capaz, organizada y siempre elegante que le había robado el corazón tres años atrás?

— Nunca pensé que te la perderías — dijo Lauren. Se habían hecho daño
mutuamente, pero en lo único que siempre habían estado de acuerdo, lo
único que tenían en común, era la fundación Penny’s Song.

— Yo tampoco y te aseguro que intenté venir…

Lauren escuchó una especie de gemido desde el interior del taxi.

— No me digas que has traído un perro.

— No, no, es la niña. Creo que se ha despertado.

¿La niña?

Camila se inclinó sobre el asiento trasero del taxi para sacar a un bebé envuelto en una mantita rosa.

No pasa nada, cariño, ya hemos llegado. — murmuró, antes de volverse hacia ella. — Se ha dormido durante el viaje.

Lauren dio un paso adelante para mirar al bebé de pelo castaño y ojos color azul verdoso, ella no sabía mucho sobre bebés, pero estaba segura de que aquel tenía al menos cuatro meses. Y Camila la había dejado un año antes, de modo que no era difícil hacer los cálculos.

Su corazón empezó a latir como loco.

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Continuará  ............"

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