capitulo 1

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Oscuridad.

Oscuridad es todo lo que conoce. Todo lo que sabe. Una oscuridad profunda que parecía extenderse por kilómetros. Parece que no hay nada más.

Es repentinamente consciente de los cuerpos resbaladizos apretándose contra él, el calor y los gritos lo golpeaban con intensidad, dejándolo confundido, asustado.

No pudo hacer más que unirse a la masa de gritos y sonidos desconcertantes.

No podía ver, sólo sentir el calor y escuchar los ruidos de los suaves cuerpos desconocidos.

Los otros.

Una luz irrumpió en la espesa oscuridad, un ruido que no pertenecía a los chillidos y gritos angustiados.

Unos pequeños objetos cayeron al agua. En el momento en que uno cayó dentro de su boca se desmoronó bajo la presión de sus diminutos dientes, lo hizo congelarse.

Era bueno, salado y extraño.

Y pronto comenzó un desesperado forcejeo para conseguirlos. Aún estaba presionado contra los demás, rodando entre los innumerables otros, pero por primera vez su cabeza no se sentía llena de ese algo, viscoso y pesado. Aún no estaba claro, todo era borroso y confuso, pero había algo que lo impulsaba hacia adelante, tal vez era instinto o tal vez otra cosa.

Empujó a los demás buscando los copos, era fuerte, no tuvo problemas para conseguirlos.

Tuvo que morder a un par de otros con sus dientes desafilados, una sensación desagradable, pero valió la pena.

La masa de cuerpos y chirridos finalmente disminuyó.

Curioso y asustado sintió sus ojos abrirse, colores y formas danzaban en su visión mientras sus ojos se ajustaban a la luz.

Y allí estaban los demás... flotando junto a él. El tanque, completamente vacío, aparte de la suave y fina arena asentada en el fondo.

Todos compartían la misma tonalidad blanca, sus pieles, sus suaves escamas, las traslúcidas membranas, el escaso cabello, hasta los grandes ojos, incluso las pequeñas branquias. Una rápida inspección confirmó que él era igual.

Se aventuró cautelosamente hacia uno de los otros, uno pequeño. Tan pronto como se encontró a menos de una cola de distancia, gruñó y enseñó sus pequeños dientes. ¿Por qué? No creía que ni siquiera el otro lo supiera. Sin perder el tiempo, se alejó... sinceramente, no le importaba en absoluto. Decidió intentarlo con los demás

Lo intentó con todos los demás, recibiendo respuestas mixtas. Algunos gruñeron y mostraron sus dientes desafilados, imitando al gruñón de hace unos momentos, mientras que otros simplemente lo miraron desconcertados, algunos otros se unían a sus animados intentos de socializar.

Estos últimos eran sus favoritos.

Comenzó a observar a los otros, los miraba de cerca con sus ojos empañados, como si una fina tela translúcida los cubriera por completo.

Los otros eran pequeños, algunos incluso más pequeños que él, débiles en el mejor de los casos. El blanco cegador que los cubría a todos comenzaba a aburrirle.

Sin embargo, no le molestaba en absoluto la monotonía de los otros. No sabía por qué, pero realmente no le importaba lo insignificantes que pudieran ser. Tal vez un poco lindos sin embargo.

Salió de sus cavilaciones, dándose cuenta de que había estado apachurrado y deprimido en una esquina del tanque.

En el fondo, un par de otros se retorcían, levantando arena con el aleteo animado de sus pequeñas colas. Parecía que se estaban divirtiendo; no se veían molestos, sus aletas estaban relajadas, colgando sin fuerza a los lados de sus cabezas. Parecía divertido y pronto el juego se extendió.

cloud oceanWhere stories live. Discover now