Prólogo

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-Señor, la señorita Charlie quiere hablar con usted, ¿qué le digo?

-¿Qué, y por qué preguntas? Dile que pase.

-Lo siento, en un momento se lo digo.

...

-¡Papá! Lamento molestarte cuando estás trabajando - la chica rubia corrió hacia el escritorio de su padre y le dio un fuerte abrazo que lo hizo quejarse, debía dejar de hacer eso.

-No hay ningún problema manzanita, yo siempre tengo tiempo para ti y lo sabes.

-Ay papá, gracias - se separó de su abrazo y le dio la vuelta al escritorio para sentarse en una elegante silla frente su padre.

-Pero, ¿qué necesitas cariño? Tú nunca vienes aquí.

-Bueno... lo que pasa es que... mmm- se veía nerviosa mientras jugaba con sus manos - He tenido unos problemas en la escuela y... el profesor necesita hablar contigo - soltó rápidamente sintiendo como un peso se le iba de encima pues esta era la primera vez que la escuela mandaba a llamar a su padre.

-¿Tuviste un problema? ¿Qué pasó? Quiero que me cuentes bien todo - frunció el ceño y miro fijamente a su hija.

-No papá, no fue nada grave no tienes porque preocuparte; el profesor ya te lo explicará todo.

-¿Cómo no es importante? ¡Si me mandaron a llamar es que si lo es! Vamos, quiero escucharlo de tu propia boca para que no me vallan a contar malas versiones del asunto.

-Papá, por favor... el maestro que hablará contigo es muy profesional y manejará el asunto de la mejor manera.

De verdad quería saber qué era lo que pasaba pero tampoco quería presionar a su hija y si de todas formas se iba a enterar de todo lo que sucedía y su hija así lo quería entonces estaba bien.

-De acuerdo, ¿cuando tengo que ir?

-Este viernes a las 2:00 pm.

-Bueno, haré un espacio en mi agenda. Adiós manzanita - se levantó para volver a abrazar a su hija y despedirse - Nos vemos en la cena.

...

Lucifer Morningstar era el dueño del banco más importante del país, era muy conocido por sus préstamos excesivos pero la gente se divertía rumoreando que pedir un préstamo ahí era como venderle tu alma al mismísimo rey del infierno porque un solo descuido en un pago y podrías terminar muerto.

Era el ejemplo de un hombre ejemplar; era atractivo, inteligente, millonario y tenía una familia ejemplar con una hermosa esposa e hija. Pero eso era lo que tenía antes, claro que aún conservaba su dinero y atractivo pero no a su esposa; se habían divorciado hace siete años y en el acuerdo ella había recibido una fuerte suma de dinero que la mantendría con lujos hasta después de la muerte y así fue, hasta donde el sabía ella se había ido a una lujosa isla en la disfrutaba de su vida sin preocupaciones mientras que  él tuvo que mantenerse firme para seguir con sus negocios pero más importante con su hija.

Charlie había sufrido mucho con la repentina separación de sus padres pero el que su padre estuviera ahí para ella en cualquier momento, siempre feliz y alegre como un soñador y animador de nacimiento le había ayudado mucho a superar la situación. Sin embargo, su padre se había esmerado tanto en que su hija no sufriera y que siempre lo viera feliz que no termino de sanar él mismo, el dolor no tratado lo atormentaba siempre que quería y lo único que podía hacer era resignarse.

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