Sal

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Esa noche la brisa del mar le susurró, en un susurro tan suave y sedoso, tan lleno de gritos de coraje atrapados de aterciopeladas y amargas lágrimas, que la sensata princesa perdió la cordura tratando de tomar entre sus dedos las riquezas de antaño. La sal... que no era blanca ni negra sino polvo de estrellas perdidas en un océano imprevisible.

 El príncipe, susurró palabras dulces en su oído, y observó las manos mojadas , arrugadas, desgastadas y vacías de ambos. No sabían cuántos años habían pasado, solo que habían sido como la sal, efímera... Motas de rosas que se marchitan en el océano de sus recuerdos. 

Años después regresaron arrastrándose al mismo lugar, pero esa vez, la sal dio paso al polvo, y fueron sepultados en el sepulcro dulce del subsuelo marino.

Inspiraciones y poesíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora