A las nueve de la mañana, el joven a cargo del turno matutino en la perrera local daba los primeros pasos hacia la apertura del día cuando una camioneta casi destartalada rugió hasta detenerse frente a la puerta. El conductor, con un silbido casual, saludó al joven, quien, al reconocerlo, asintió con complicidad.
— Estaciónate en tu lugar de siempre y espera por mí en la puerta trasera con los paquetes —indicó el joven, revelando un aire de secreto compartido entre ambos.
La camioneta se deslizó hacia su posición habitual, y mientras tanto, la intrigante naturaleza de los "paquetes" dejaba entrever que algo más que rutinario se gestaba en aquella mañana.
— ¡Mira esta máquina! —exclamaba con entusiasmo el individuo de la camioneta, un hombre robusto con un apetito evidente por la comida chatarra. Vestía un overol que apenas lograba sostenerse con un botón, ya que su prominente panza amenazaba con reventarlo. La mirada del sujeto brillaba con un brillo particular mientras cargaba un cachorro de un bóxer americano.
— Este cachorro hará que tengas muchos clientes —continuaba diciendo el conductor corpulento de la camioneta. Después de colocarlos sobre la mesa con un cuidado peculiar, se encaminó hacia la parte trasera de su vehículo, donde proseguía extrayendo más animales que permanecían encerrados en jaulas.
Uno tras otro, los animales fueron presentados al joven empleado de la perrera, y con un método casi mecánico, cada uno encontró su lugar en las jaulas destinadas para su resguardo, como si fueran simples mercancías.
— Estos son los últimos —anunció el conductor cínico, señalando con un gesto a los últimos inquilinos de la camioneta. —Los dejé para el final, ya sabes, es lo que más cuesta —añadió con un tono que combinaba pragmatismo con una pizca de sarcasmo, insinuando que aquellos últimos animales llevaban consigo algo especial o desafiante.
Eran dos cachorros hermosos, emanando ternura y un potencial amoroso palpable. Uno de ellos destacaba por su pelaje dorado y esponjoso, un auténtico golden retriever de ojos relucientes. El otro, una diminuta cachorra pitbull con manchas marrones salpicando su lomo, mostraba la fuerza y gracia inherentes a su raza. Sin embargo, tras sus ojos brillantes, ambos cachorros revelaban un profundo temor, como si intuyeran de manera inconsciente que un destino sombrío les aguardaba.
— Ok, ¿cuántos quieres por todos ellos? —preguntó el joven, tratando de disimular su desconcierto ante la transacción que se estaba llevando a cabo. El chofer respondió con una sonrisa que parecía emanar lujuria y avaricia.
— Mil quinientos dólares por los ocho cachorros.
Después de cerrar el ilegal negocio, el opulento chofer se retiró riendo, advirtiendo que volvería pronto con "más carga". El joven de la perrera, sintiéndose atrapado en la moral turbia de la transacción, hizo una llamada a un desconocido, confirmando que el trato había sido realizado y que podía proceder con los anuncios. Mientras tanto, el oscuro patio de jaulas se revelaba, mostrando la cruda realidad de hasta tres cachorros confinados en cada una, creando un ambiente de convivencia desagradable. La sombra de la ilegalidad y la explotación animal se cernía sobre aquel lugar, dejando tras de sí un rastro de desesperanza en la mirada de los indefensos cachorros.
En aquella pocilga llamada perrera, la desolación se manifestaba en casi veinte perros apiñados, con sus aullidos y lamentos llenando el aire. Ocho nuevos llegaron, sumándose al coro de ladridos. El joven organizador se rascaba la cabeza, absorto en la tarea de distribuirlos de manera que el insoportable hedor de las heces y orinas de los canes no contaminara más el ya tenso ambiente.
Mientras se esforzaba en encontrar la mejor disposición, un imponente Porsche se deslizó elegante por la avenida, estacionándose con determinación frente a la desaliñada fachada de la perrera. De su interior emergió un hombre alto, con una barba recortada y un peinado impecable. El aroma de perfumes amaderados anunciaba su presencia antes de que sus pulcros zapatos tocaran el suelo. Vestido con ropa que relucía bajo la luz del sol, el hombre avanzó con confianza hacia la escena, creando un inesperado contraste con el entorno.

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EL GRITO TACITURNO
Mystery / ThrillerUna familia millonaria es encontrada muerta en su hogar, aparentemente asesinados por su mascota, un perro golden retriever. La tranquilidad del pequeño pueblo de Briarwood Estates es sacudida por este extraño y aterrador crimen. La novela sigue la...