® Encuentros.

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El día de la fiesta había llegado, Hannibal se movía de un lado a otro eufórico porque todo estuviera perfecto y en orden, no solo para impresionar a will, si no a todos sus hermanos e invitados, había hecho todo un menú de carne blanca y roja, sabía que a will le encantaría, estaba ansioso por ver a will y conocer a su familia, había investigado ciertas cosas de ellos, cuando quieres agradarle a las personas tienes que hacerlo, conocer sus gustos y preferencias, así todo saldría bien y perfecto. Había sido un camino largo, había pasado un año desde que conocía a will y se había enamorado de ese hombre desde el primer día que lo vió, con sus hermoso ojos azules y sus rizos despeinados, había sido hermoso, era un hombre de paciencia y sin duda esperaría un año más si el empático le daba la oportunidad, pero debía acelerar las cosas, ser más intenso, demostrarle a will poco a poco cuales eran sus sentimientos, un trabajo de tiempo, pero que daría frutos.

Luego de que todo estuviera preparado, procedió a alistarse y ponerse su traje nuevo hecho a la medida y para la ocasión, un traje negro de tres piezas con rayas azules que formaban pequeños cuadros, azules como los ojos de su amado, estaba nervioso, aunque no lo demostrará y no era por la fiesta en si, ni por will, no era nada de eso, nada lo ponía más nervioso que el hecho de que Nigel estuviera en la misma casa que él, pero no podía evitarlo, era su hermano y los amaba a todos por igual, el problema es que era diferente a todos, sin modales, sin educación, sin la inteligencia adecuada para saber leer el ambiente, era como una granada con una espoleta muy floja, que si jalabas un poco, explotaba en segundos y lo menos que quería era pasar vergüenza frente a todos sus invitados, respiró profundo y se preparó mentalmente para lo que fuese que fuera a pasar, porque si o si algo debía de pasar.

La hora se acercaba, bajó las escaleras y dio un rápido vistazo a todo, su mente empezó a divagar en cual regalo podría dale su amado will y estaba ansioso por saber, fuera lo que fuera estaría encantado; sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre de la puerta principal, respiro profundo y rogó al cielo que no fuera Nigel, esperaba que fuera Duncan o Jean puesto que eran los que menos hablaban y estaría bien con eso, pero al acercarse a la puerta pudo reconocer los suaves olores a rosa y un todo dulce como el níspero, eso le hizo saber que eran Alana y su mejor amiga Margot.

A: Hey, feliz cumpleaños.

H: Gracias, por favor, pasen.

M: Ven acá, dame un abrazo, tenía mucho tiempo de no verte.

H: Cierto, Alana dijo que has estado muy ocupada.

M: Lo estoy si, pero prometo venir un día de estos para charlar un poco, seguro tienes algo que contarme.

H: Lo hago, por favor pasen, les traeré vino, mientras esperamos a los demás.

El psiquiatra estaba feliz de ver a su mejor amiga de nuevo, Margot había sido una de las pocas pacientes que le había caído bien, se agradaban por ello luego de que la terapia de Margot terminará por completo habían concretado su amistad, el psiquiatra odiaba escucharla hablar de las atrocidades que su hermano le hacía, así que decidió darle un poco de ayuda, lo cual había funcionado, porque luego de que Masón sufriera un "accidente" con sus cerdos y terminara cuadraplejico, la vida de Margot había mejorado y ahora era feliz con su vida y con su novia Alana, si bien margot sabía algo, no lo decía puesto que al contrario estaba agradecida de recibir la ayuda de su amigo más cercano y de deshacerse de su peor pesadilla.

Mientras tomaban  una copa de vino  escucharon el timbre sonar asi que se dirigió a la puerta para poder recibir  a su nuevo invitado y por segunda vez rogó al cielo para que no fuese Niguel, sin duda lo haría todas las veces que el timbre sonara.

Una numerosa familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora