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Las campanas que anunciaban el comienzo de las clases resonaban por todo el lugar, los estudiantes de Akademi High School caminaban por la entrada al colegio el cual era adornado por bellos árboles de cerezos que desprendían pequeñas hojas, dando un ambiente tranquilo y hermoso. Al ya cambiarse los zapatos, los alumnos se distribuyeron por la escuela, llendo a sus clubes, sentándose a leer o haciendo cualquier otra actividad. En el caso de nuestra protagonista, ella se dirigió a su club para buscar una regadera y poder darles el cuidado matutino a sus plantas.
Mientras regaba sus amapolas¹, tarareaba su canción favorita y le susurraba cosas lindas a sus flores, como la fiel creyente de que las plantas reaccionan a las palabras y crecen mucho mejor ante las muestras de afecto.
- You're never not on my mind, oh my, oh my, i never notby your side, your side, your side, i never gon' let you cry, oh cry, don't cry, i never not be your ride, or die, alright²- Movía la cabeza ligeramente al ritmo de la música que escuchaba en su mente recordando la canción que cantaba - Que lindas se ven, sus pétalos están tan rojos ¡Que lindos!
Escuchó que detrás de ella venían sus compañeras de club, Uekiya³ siendo la primera en entrar al jardín.
- Hola querida, es bueno verte feliz en esta mañana - Ella, con su habitual aura tranquila y serena, le regaló una sonrisa dulce a su amiga pelirroja - ¿Cómo van creciendo tus amapolas?
- Hola Uekiya, ven a verlas, están hermosas - Se dirigió a ella y le tomó suavemente de la mano para guiarla a ver las flores.
- Oh que bellas, se ven sanas y fuertes, lo hiciste muy bien Hitomi, buen trabajo - Le dió una pequeña caricia al cabello de su amiga, siendo recibida con gusto y ocasionando un leve sonrojo en las mejillas de la menor.
- Muchas gracias, tus clases son de mucha ayuda.
Hitomi saludó a las demás chicas que venían llegando y prosiguieron a seguir con el cuidado de las flores del lugar, como ella ya había acabado, comenzó a regar las zanahorias que habían plantado hace un mes y limpió un poco el cobertizo, revisando que todo estuviera en orden y en un lugar seguro, habían cosas que podrían ser peligrosas, como la sierra o el hacha, le daba miedo usarla o que alguien se corte intentando utilizarla.
- Chicas, ya terminé, iré a regar las flores que están dentro de la escuela - Avisó para que ellas supieran dónde encontrarla si la necesitaban, siendo respondida con un "está bien" de parte de sus compañeras.
Caminó con su regadera por la parte trasera de la escuela, había una entrada que estaba justo al lado de una escalera del piso de arriba, ahí era por dónde debía ir. Los vándalos⁴ la miraron pasar, ella con un poco de miedo los saludó nerviosa y aceleró el paso, no les tenía miedo del todo, sólo temía hacer algo que los moleste, aunque por lo que escuchó ellos son lo contrario a lo que aparentan. Una de las hermanas Basu⁵ le comentó que los vándalos tienen una apariencia aterradora, pero que si veían a alguien ser molestado, cambiarían su rutina para poder protegerle y enfrentarían a su agresor. Eso le daba la idea de que tal vez solo son chicos buenos pero desentendidos.
