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Nunca he dudado de la sabiduría del gran camino que complementa la vida en el extenso recorrido aprendiendo sobre nuevas experiencias, tropezones por causa de las rocas presionando el camino queriendo que se vuelva todo atrás y causar una sensación de angustia en el ser humano, pero era parte de la vida aprender sobre las equivocaciones para hacernos más fuertes en pasar esos obstáculos. También, era un viaje imposible de no admirar con tan solo saber que habían momentos al igual que experiencias que te marcaban la vida completamente.
Marcos fue el causante de marcarme, complementarme y ser especial derribando los muros que no creía obtener a mi alrededor.
Fue mi tentación más grande, disfrutando nuestra manera de comunicarnos con tan solo un cruce de miradas, tensiones, abrazos y no faltaron las risas de por medio en ningún momento.
—¿Cómo te sientes, Juli?— me pregunta preocupada mi mamá mirándome atentamente.—¿Comiste algo en todo el día?
—Si, comí solamente un pedazo de pizza porque no tenía mucha hambre y ahora no tengo mucho apetito.— le respondo tapándome completamente con la sábana.
Sentí el peso de mi mamá sentarse al costado de mis piernas estiradas, acariciando mi cabello húmedo por la ducha de hace un rato porque me había obligado que saliera de la cama cuando llegó de hacer unas compras con mi papá y mis ojos se cerraron al instante reteniendo las lágrimas traicioneras que pretenden escaparse con tan solo el contacto de mi mamá.
Me encontraba demasiado sensible estos últimos días estando en la casa de mis papás desde hace dos semanas, conviviendo solamente en mi habitación encerrada mirando la televisión y solo recibiendo la visita de mi propia familia que están preocupados por mi estado de angustia repentino, no había querido visitas de los demás, tampoco de amistades y menos ir a trabajar cuando solo estaba pretendiendo encerrarme en mi burbuja.
—No dejes que tu mente y corazón coman las malas energías, Juli. No sé exactamente que está pasando con vos, pero sabes bien que tanto mamá como papá están acá para lo que necesites— me dice mamá siguiendo con su masaje en mi cabeza y solo me tapé la cara con la sábana.— Iré a prepararte algo ligero para que comas y también, algo dulce para animarte un poco. ¿Querés que vaya a tu departamento a buscar algo que necesites?
—No, estoy bien así, mamá.— le digo en un susurro y ella se fue de la habitación cerrando la puerta para dejarme sola.
Me senté en la cama con cuidado acomodando un mechón de mi cabello detrás de la oreja y enfoqué mis ojos en mi bolso para levantarme de la cama caminando hasta él que se encontraba en el sofá, abrí el cierre sacando tanto la prueba de sangre como el test de embarazo dónde comprobaba mi estado de ánimo dejándome llevar por esas sensaciones vacías que estaba provocando mi cuerpo con tan solo saber el resultado.
Volví a la cama con la cartera sabiendo que no podía ocultar este miedo, angustia y soledad que come de mi estabilidad emocional.
No podía ocultarle mi estado verdadero a mi familia, cuando en realidad están demasiado preocupados porque volví a la casa y decidí aferrarme a encerrarme en mi habitación antigua dejando que pasarán los días.
—Te hice un té con unos sándwiches de jamón con queso que justamente papá estaba preparando tostados, amor.— me habla mamá ingresando a la habitación cargando una bandeja y cerró como pudo la puerta para acercarse hasta la cama.—¿Sucede algo?
Se sentó al frente mío dejando la bandeja al costado de nosotras y agarró el sobre blanco con el logo del hospital junto a mi nombre, comenzando a leer la prueba de sangre que demostraba la verdad ante sus ojos tornados en lágrimas retenidas y comencé a llorar tapándome el rostro con mis manos ante el miedo instalado de su respuesta.
—Ay mi corazón.— me dice acercándose para envolverme en sus brazos.— No llores, amor. No te eches la culpa, se que tienes miedo, pánico y sientes decepción al ser tan joven para estar cargando un bebé, ese pequeño fruto de tu parte que has creado y también está la parte de su papá. No escogemos nuestro destino, sino lo armamos y encaminamos hacia el camino que iremos recorriendo.
—Tengo miedo, mamá. Hace dos meses atrás supe de la existencia del bebé y no sabía que hacer más que solo estar deprimida llorando, sin poder hablarlo ni tampoco comentarle lo hecho a esa persona.— le digo enterrando mi rostro en el cuello de mi mamá, quién acariciaba mi espalda con suavidad por encima de la remera grande.— Estoy asustada porque quizás no sea la persona acta para cuidar un niño, porque no sé cómo hacer cuando llorar u otras cosas necesarias que necesite.
—Tiempo al tiempo, Juli. Nadie en este mundo viene sabiendo que hacer con un niño porque con él terminas creciendo, compartiendo momentos inolvidables, aprendiendo en el día a día más de como ser una mamá y también, amarlo eternamente con el corazón.— me dice animada separándose de mí y limpio con sus pulgares mis lágrimas.— Te voy a apoyar en lo que necesites siempre. Un niño es lo más sano, puro y sagrado en esta vida, Juli.
Su mano derecha se apoyo sutilmente encima de mi estómago pequeño de casi tres meses, causando una pequeña sonrisa por mi parte y mamá con lágrimas en los ojos me sonrió porque iba a ser abuela.
Un bebé era un reto, ese reto que asumí porque no tenía la culpa de lo sucedido con su papá, del desliz de una noche alocada de verano comenzando el año y la distancia sufrida de un momento a otro cuando dejo las cosas en clara de sus intensiones conmigo.
Era nuestro pequeño fruto prohibido.
Estaba formando un pequeño ser humano, tanto suyo como mío y era nuestro, nuestra creación.
Pequeña introducción para darle la bienvenida a este corto fanfic, dónde se llenarán de mucho dulce y lágrimas en los momentos valiosos.
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𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 © | Marcos & Julieta|
Fanfic𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐘 || En un momento menos esperado, un desliz descuidado hemos comenzamos a formar un pequeño ser que traerá mucho aprendizaje en nuestras vidas entrelazadas. Julieta y Marcos tuvieron un pequeño roce, un desliz cubierto ante la mirada de...