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-"A-Ah, Hyunjin..."
Felix se encontraba en su cama restregando su miembro erecto contra una almohada. Sabía que estaba mal lo que estaba haciendo y que era muy cuestionable pero culpaba a Hyunjin, lo había dejado muy excitado y no le permitió llegar a correrse. No dejaba de recordar los sucesos anteriores con aquel vampiro y por más que quería sacarlo de su cabeza no era capaz, recordaba con exactitud aquella mano que recorría todo su cuerpo de manera descarada haciendo que cada célula de su cuerpo se calentara de una manera demasiado placentera para él. El rubio dejó de restregarse para agarrar su miembro con su mano y comenzar un vaivén rápido intentando que se pareciera al de Hyunjin, notó un cosquilleo procedente de su vientre, cosa que indicaba que pronto se correría. Aceleró el ritmo mientras sentía como el calor de acumulaba en su vientre. Soltó un gemido más agudo al llegar a su liberación y arqueó su espalda a causa del placer manchando las sábanas. Jadeó regulando poco a poco su respiración mientras todo el calor de su cuerpo desaparecía poco a poco. Se subió la ropa interior y sus shorts y comenzó a procesar todo lo ocurrido en el día de hoy.
Un rato después las sábanas ya estaban en la lavadora. Felix se sentó en su sillón sintiendo sus mejillas arder al recordar que se había masturbado pensando en Hyunjin. Cogió el libro que le dio Jeongin dispuesto a conocer más sobre aquel azabache. Abrió el libro en una página que indicaba la función de la marca, al parecer, a través de está los vampiros pueden sentir todo lo que sienten los humanos, desde físicamente hasta mentalmente. Si el vampiro sabe usar muy bien sus poderes puede llegar a ver lo que hace el humano. Felix sintió como sus mejillas se teñían de rojo al procesar toda la información. Esperaba que Hyunjin no estuviera intentando sentir lo que él sintió en aquel momento.
Decidió distraerse un rato ya que no tenía mucho que hacer así que se puso música y sus cascos dispuesto a dibujar un rato. Sin darse cuenta se durmió, aproximadamente dos horas y despertó llevándose un susto cuando su móvil sonó a su lado a todo volumen reproduciendo la canción "Burning up fire". Revisó su móvil para ver quién lo había llamado. Era Changbin, un amigo suyo que hizo cuando se perdió en Corea buscando su nuevo hogar. Éste le comentó en la llamada que lo invitaba a una fiesta que se celebraría a media noche en el claro del bosque, la temática de la fiesta era ir disfrazados puesto que era la celebración de Halloween. Felix aceptó emocionado ya que en Australia nunca tuvo la oportunidad de celebrarlo. Corrió a su armario observando la ropa que poseía para poder decidir que disfraz llevaría, nada podría arruinar aquella noche, ¿verdad?El día se le pasó volando a nuestro querido protagonista, llegaron las ocho y el sol ya casi desaparecía de su lugar, escondiéndose por el horizonte. El rubio se miró al espejo orgulloso de si mismo, llevaba un disfraz de un gato negro, unas orejas falsas con diadema y una cola que se pegaba a sus shorts negros con espaladrapo. También llevaba una sudadera ancha negra encima de manga larga y unas converse también negras. Decidió maquillarse un poco y dibujarse unos bigotes en la cara. Felix comprobó que se veía hermoso, y con una sonrisa salió de su apartamento cerrando la puerta con llave. Comenzó a caminar en dirección al bosque, el lugar donde se celebraría la fiesta, por el camino varios adolescentes le dieron cumplidos, cosa que lo hizo sonrojarse. Felix no tenía la autoestima ni muy alta ni muy baja. Si tuviera que poner su autoestima en una tabla del uno al diez se pondría un siete. Había tenido parejas antes, pero no duraron mucho. Tuvo una novia llamada Mina, duraron un mes juntos, la contraria le dijo que le gustaban las mujeres pero que podrían ser amigos, actualmente es la mejor amiga de Felix. Estuvo dos meses con un chico que decía tener dieciocho años, no pasaron más que de los toques provocativos y besos profundos. El rubio lo dejó al enterarse de que era un pedófilo de veintinueve años. Realmente tuvo mala suerte con este último. Felix era virgen, no le daba mucha importancia ya que no lo consideraba muy importante. Eso sí, muy inocente no era, pero no era su culpa que cuando estaba en Australia escuchaba a su hermano Chris y a su novio follar como conejos casi diariamente sin disimulo. Justo el día donde fueron más ruidosos estaba lloviendo demasiado y sus auriculares estaban rotos, Felix se prometió a sí mismo que se compraría tapones para los oídos.
Sin darse cuenta llegó al lugar de la fiesta. Estaba todo decorado a la perfección y el bosque se encontraba lleno de personas, la luna resplandecía en lo alto del cielo, aunque no se podía apreciar bien su hermosa silueta ya que los árboles del bosque la cubrían y el claro del bosque estaba a unos cuantos metros. Observó muchos rostros conocidos y decidió acercarse a conversar con Jungwon, su compañero de universidad y un gran amigo.
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Los vampiros ¿No? existen.
VampirosEn Australia aquello no eran más que historias para niños. ¿Qué pasará cuando Felix se mude a Corea y le adviertan sobre la existencia de seres mitológicos pero ignore las advertencias? Quién se imaginaría que hasta la última célula de su cuerpo lle...