Un alfa pelinegro se encontraba corriendo hasta un alfa de cabello azul, su mejor amigo. Jadeando y con un poco de sudor bajando por su rostro, llegó al lado del otro chico, mientras se apoyaba en sus rodillas e intentaba recuperar el aire.
—Dios, Soobin, no exageres, apenas corrimos 2 cuadras, y aún así no alcanzamos el autobús— el peli-azul chasqueó la lengua demostrando su disgusto, al mismo tiempo que se acomodaba la mochila en el hombro.
—No exagero, hyung, estoy realmente agotado, y no hubiéramos tenido que correr si ALGUIEN no se hubiera quedado dormido—dijo aquello último desviando su mirada hacia su mejor amigo. Una vez recuperado el aliento, se enderezó correctamente, mientras tomaba entre sus manos las correas de su mochila.
—Bueno, ya. Sólo nos queda esperar el próximo autobús, no creo que tarde tanto; Por cierto ¿Cuál es nuestra primera clase?
—Tú realmente... —antes de poder decir algo, el pelinegro solo se limitó a soltar un suspiro cansado, para luego proceder a responder la pregunta del otro, y otras cosas más, en caso de que las haya olvidado —lo hizo—
Mientras ambos adolescentes seguían conversando entre ellos, sin darse cuenta, una pequeña figura los veía en la lejanía con mucho interés, en especial, a cierto pelinegro.
—¡Alfa!
Una vocecita fue escuchada por ambos chicos. Rápidamente, buscaron al dueño de la voz, encontrando a un pequeño niño de mirada brillante apuntando hacia el alfa de cabello negro.
—¿Eh?
—¡Alfa!
Soobin estaba muy confundido, no entendía por qué aquel niño lo llamaba de esa forma, no sabía si debería ofenderse o avergonzarse al respecto*, no quería creer que ese niño tan tierno lo estaba insultando en su cara. Antes de que pudiera decir algo, su mejor amigo se adelantó, quien no había dicho nada desde que escucharon al niño.
—¿Perdón?
—¡Él es mi alfa!
Okay, Soobin ahora sabe, definitivamente, a que se refería el pequeño. Al instante, sus mejillas se pintaron de un intenso color rosa, que solo se intensificaba mientras escuchaba la escandalosa risa de Yeonjun, quien creía que en cualquier momento se le saldría un pulmón por lo fuerte que se estaba riendo, y es que, no esperaba para nada que aquel niñato dijera algo así, mucho menos hacia su amigo. En cualquier otro momento hubiera creído que solo querían gastarle una broma, pero este niño no debería tener más de 6 años, dudaba que un niño de esa edad pudiera hacer ese tipo de bromas.
Aún sin poder creerlo, Soobin miró fijamente al niño, notando muchos rasgos extranjeros, pero lo que más le llamaba la atención era la tierna mirada del infante, cuya parecía brillar cada vez más mientras lo miraba, al mismo tiempo, notó como un leve sonrojo se hacía presente en sus gorditas y pálidas mejillas, mientras poco a poco bajaba su bracito, que hasta ese momento, seguía apuntando al pelinegro, Soobin entonces lo notó; un leve olor, que aunque era algo opacado por el fuerte aroma a leche materna que portaban todo los niños a esas edad, era fragante como los Jazmines florecientes, dulce y fresca como las mandarinas en primavera, y si se concentraba lo suficiente, podía sentir hasta...
