INNOCENT ; YOONMIN : + 21 ( CORREGIDA )

23

JIMIN POV

— ¿Jimin?

Escucho a la lejanía una voz en pleno sueño. Me remuevo con suavidad al sentir una mano en mi hombro y apretar este para que despierte, provocando que abra los ojos poco a poco cegado por la luz.

Me incorporo con pesadez y parpadeo sorprendido al distinguir a Min Yoongi sentado en el borde de mi cama con una sonrisa. Escruto el entorno con notoria confusión antes de clavarle la mirada, cubriéndome con las colchas hasta el mentón.

— ¿C-cómo entraste? —interrogo. ¿Qué mierda hacía Min Yoongi en mi cuarto?

— Tu madre me conoce —sonríe a la par que estira el brazo y retira unos mechones de cabello de mi rostro. Siento un escalofrío ante su contacto—. Además, ¿por qué faltaría en este día tan especial para ti?

Expando mis ojos asombrado y lo observo con firmeza procurando no emocionarme. ¿Entonces lo sabía? ¿Desde hace cuánto y por qué jamás me dijo nada?

— ¿Día especial? —repito para confirmar de su propia boca lo pensado.

— Sí —Detiene sus caricias—. Feliz cumpleaños, Jimin.

Prolongo mi silencio aguantando la respiración. Una sonrisa se dibuja en sus labios mientras yo desciendo la mirada procurando no exhibir mi creciente felicidad.

— Así que lo sabes... —comento.

— ¿Suponías que no? —Se incorpora con calma extendiendo su mano a mí—. Anda, vamos por una rebanada de pastel, tras eso nos vamos juntos.

No puedo siquiera pronunciar una palabra porque el mayor me jala fuera de la cama sujetándome del brazo para guiarme por los pasillos. Conforme siento su calor cubrir mi cuerpo esto me resultaba cada vez más extraño. Yoongi no actuaba así, él... él no parece la clase de persona que te despierta para felicitarte. Algo iba mal. ¿O se trataba de algún tipo de fachada?

— Yoongi —Lo llamo, pero él me ignora. Vale.

Me zafo brusco de su agarre cuando alcanzamos la estancia. Para mi sorpresa todo se encuentra sumergido en la oscuridad y absoluto silencio.

— ¿Yoongi? — Vuelvo a llamarlo preocupado.

— Cierra los ojos —Me dice desde alguna parte.

Me es inevitable no fruncir los labios poco antes de obedecer y cierro mis ojos esperando paciente a lo que fuese a ocurrir. Siento que alguien me sujeta de los hombros para guiarme por la estancia hasta que la superficie de la mesa choca contra mi abdomen. Escucho pisadas y siento movimiento, poco después el interior de mis párpados se torna rojizo dándome a entender que las luces se habían encendido.

— Abre los ojos.

Acato la orden observando en primera plana un pequeño pastel de chocolate con velas encendidas con el número "18". Esbozo una sonrisa tímida admirando el fuego tambaleándose de izquierda a derecha y en preciosa caligrafía —hecha con chocolate blanco— letras que dicen "happy birthday, Jimin". Sí, sin duda fue mi madre quien lo realizó.

— ¿Te gusta? —Me pregunta el azabache colocándose a mi costado.

— Bastante —Mi sonrisa se frunce tras suspirar—. Supongo que mi madre se fue temprano a trabajar.

— Al menos dejó esto aquí —Señala el postre tras elevar los hombros—. Anda, pide un deseo y apaga las velas. Podrás comer un poco antes de irnos, ya es tarde.

Asiento sin perder de vista el fuego. Tomo una profunda respiración y cierro los ojos pensando en algo para pedir. Cuando finalmente atraviesa mi mente, soplo al fuego sin mucho ánimo, volviendo la vista a la estancia.