Capítulo 28

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El día anterior, todo había sido fácil. De alguna manera, Yongsun había hecho que incluso aquellos momentos en los que habían hablado de Siwoo y su tatuaje fueran fáciles... o al menos más fáciles.

Pero ahora volvían al trabajo y todo se complicaba.

Byul no tenía ni idea de cómo actuar con ella en urgencias. De lo único que estaba segura era de que no quería volver a herirla tratándola como a una persona a la que apenas conocía.

Pero la alternativa se le escapaba.
Después de haber tocado a Yongsun tan íntimamente, no estaba segura de poder interactuar de forma casual.

Estaba convencida de que si se sentaba junto a ella en la mesa de la enfermería y charlaban, todo el mundo adivinaría lo que habían pasado haciendo las últimas veinticuatro horas y cómo se había sentido al hacerlo.

Le picaba la piel al pensar en revelar algo tan personal a sus compañeros de trabajo.

No, eso estaba descartado. Apenas podía hacer frente a la situación, incluso cuando Yongsun y ella eran las únicas que lo sabían.

—Oye, ¿estás bien? —Wheein, que había entrado en la sala de descanso sin que ella se diera cuenta, la sacó de sus pensamientos.

Rápidamente, Byul metió su taza debajo de la cafetera y pulsó el botón.

—Estoy bien. Si ando un poco rara es por el dedo del pie. No por... otras razones.

—Um, ¿qué?

—Mi dedo del pie. Está lastimado. Por eso cojeo.

Wheein miró a sus pies.

—Oh. No me había dado cuenta. No me refería a tu dedo. Parecías... no sé... sumida en tus pensamientos.

Byul negó firmemente con la cabeza.

—Estoy totalmente concentrada. —Cierto.
Pero no en el trabajo—. Pero es la primera vez que meto el pie en un zapato durante más de una hora desde que ocurrió, y no es precisamente agradable.

Eso era cierto. Wheein no necesitaba saber por qué los zapatos no habían sido parte del código de vestimenta durante la mayor parte del día anterior.

—¿Quieres que le eche un vistazo? —preguntó Wheein.

—¡No! —se dio cuenta de que su voz había sido demasiado aguda y añadió—: Gracias, pero ya lo ha mirado un profesional sanitario cualificado.

En el dedo del pie y en cualquier otra parte de su cuerpo. De cerca. Repetidamente.
Y no tenía por qué pensar en ello en el trabajo. Sacó la taza de debajo de la cafetera y bebió un buen trago, aunque la bebida estaba demasiado caliente.

Wheein se volvió hacia Wendy, una de las enfermeras, que estaba sentada en la mesa de la sala de descanso, y señaló a Byul.

—Con ella empezaron los rumores de que los médicos somos malos pacientes.

Wendy se rió.

—¿Cómo que rumores? Es un hecho bien establecido.

¿Así que así era como Wheein interactuaba con las enfermeras? Byul nunca había prestado atención. Ahora observaba atentamente.

¡Wheein sonreía como si fueran amigas y se divirtieran en el trabajo!

A Byul no le importaría hacer sonreír a Yongsun, ni siquiera en urgencias, pero si lo hacía con ella, tendría que hacerlo también con todos los demás miembros del personal.

No, gracias. No se veía haciendo eso. Tendría que encontrar otra forma de asegurarle a Yongsun que ya no era sólo una enfermera más.

Con su taza de café en mano, cruzó el edificio hacia su puesto de trabajo.

Soltera Número Doce [MoonSun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora