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Hace 10 años...- ¡Pedro! - chilló mi profesora desde el frente de la clase. Al escuchar ese chillido me incorporé en el asiento del susto con los ojos como platos.
- Osti- me quejé mientras me frotaba los ojos con las manos, hasta que alguien a mi lado me tapó la boca.
Miré a Ansu, mi compañero de asiento quien me miraba con cara de "cállate" mientras negaba con la cabeza.Miré al frente y ahí se encontraba mi profesora, quien me había descubierto durmiendo en clase.
- Pedro, estás castigado sin recreo. - dictaminó. Sin embargo no me importaba, ya que estaba demasiado cansado como para que me importase..
Cuando sonó el timbre la profesora me hizo un gesto indicando que me quedase ahí, a lo que simplemente suspiré con resignación. Ahora sí me importaba quedarme sin recreo. Desde la ventana de mi clase se podía ver el patio, donde estaban todos mis amigos jugando al fútbol, lo que daría por estar con ellos en esos momentos...
O no, porque si no me hubiese quedado sin recreo aquel día nunca le habría conocido.
De repente, oí una voz chillona desde la puerta del aula.
- ¿Donde está Gema? - (Gema era la profesora) preguntó alguien. Giré mi cabeza hacia él, nunca le había visto antes. A juzgar por su voz y su altura era un niño de 1°. Parecía un mocoso miedica, "seguro de mayor es maricón" pensé.
- ¿Por qué iba a saber yo dónde está esa bruja? - Respondí con mueca de asco.
- Los profes me dijeron que estaba aquí.. Además, esa "bruja" es mi madre. - escupió con enfado. "Este niño quien se cree que es para insultar a mi madre" pensó.
Pedri, al oír esto se quedó estupefacto. "¿Cómo podría alguien querer a esa mujer?"
Iba a decir algo más pero en ese momento apareció por detrás del niño la profesora, quien había ido al baño minutos antes. La mujer vio a su hijo y seguidamente su mirada recayó en mí, entonces agarró a su hijo del brazo y le llevó al pasillo. Después de oír unos cuantos susurros provenientes del pasillo, la profesora entró y rápidamente abrí un libro cualquiera e hice como que estaba leyéndolo.En ese momento fue cuando mi curiosidad por él
despertó.2 semanas después, hace 10 años
Al segundo en el que pitó el timbre del recreo cogí el balón rápidamente y corrí hacia la puerta, pues no quería quedarse en clase como le pasó el otro día. Ansu, sin embargo, se encontraba todavía sentado en su sitio, recogiendo tranquilamente, cosa que me impacientó.
- ¡Ansu vamos! Eres un tardón - me quejé tras apoyarme en el marco de la puerta para esperar.
- Si quieres ve bajando, que encima tienes tú el balón, no hagas esperar a los demás - dijo el mayor. El canario miró en dirección al pasillo, que estaba vacío. Por alguna razón, esperaba volverse a encontrar con el mocoso de la otra vez. Suspiró sabiendo que aquello era una tontería, y se incorporó, ya dispuesto a irse al recreo.
- Vale, luego te veo tardón- se despidió de su amigo. Mientras bajaba por las escaleras, miró un instante hacia atrás y vio al niño pequeño de la otra vez vagar por los pasillos. Y, por alguna extraña razón, sonrió el resto del tiempo en el que bajó las escaleras.
Minutos después bajó Ansu, con un niño a su lado. El niño del otro día.
- ¡Ey chicos! Este es Pablo - le presentó Ansu - es mi nuevo amigo, y va a jugar con nosotros, ¿Os parece bien?
Sus compañeros se miraron entre sí, no estaban de acuerdo con jugar con un niño de primero. Sin embargo, sabían que si se negaban Ansu no se lo perdonaría, por lo que asintieron con falsas sonrisas.
Pedri, por el contrario, desde el primer momento se acercó hacia ellos para saludarlos. Ansu era su mejor amigo desde siempre, por lo que todos lo veían normal que lo apoyara en sus locuras. Aunque, en este caso, Pedri se acercó y le dedicó una sonrisa maliciosa al castaño mientras se posó a su lado y se apoyó en el hombro del menor.- A mí me parece perfecto. ¿Por qué no le enseñamos a este pequeñajo como jugamos los niños de 3°A? - dijo mirando a todos y después al pequeño Pablo.
Pablo, quien no sabía ni siquiera patear un balón, trató de negarse a jugar, con la excusa de que no sabe jugar, a lo que el canario respondió:
- ¿Qué pasa? ¿Es que te da miedo perder? ¿Es eso? Pensaba que no eras un miedica - le provocó. Y Pablo, que se pica con una increíble facilidad, aceptó jugar con tal de enseñarle a Pedri que él no es ningún miedica.
Pero no tuvo en cuenta que, aunque estuviese enfadado y se sintiera motivado para jugar, no cambiaba el hecho de que no sabía jugar, y su equipo perdió por humillada.
Recuerdo el momento a la perfección. Él estaba sentado en la pista del campo cuando sonó el silbato del profesor, que marcaba el final del recreo. Mientras celebraba mi victoria no me había fijado en él, y ahora que lo hacía, me hacía triste. Estaba solo, mirando al suelo mientras trazaba círculos invisibles en el suelo con sus dedos. Me acuerdo que me acerqué a él para decirle que jugó bien, aunque fuera mentira, y cuando me senté a su lado se movió en dirección contraria.
- ¿Qué quieres? ¿Restregarme tu victoria en la cara? Sí es así, preferiría que te piraras y me dejases en paz, te dije que no sabía jugar. - soltó antes de que pudiese decir nada.
- Yo... ehh - titubeé. Tampoco sabía muy bien qué decir, así que simplemente me quedé en silencio. Y fue en ese instante, en el que estuve mirándolo, cuando me di cuenta que no me gustaba verle deprimido. Así que, me levanté y le tendí una mano.
- Hemos empezado con mal pie. ¿Por qué no mejor intentamos llevarnos bien? Soy Pedro, pero mis amigos me dicen Pedri. - ante esto el castaño, que temía volver a ser humillado, tomó con precaución la mano del contrario.
Cuando tomó mi mano no pude hacer otra cosa más que sonreír, estaba seguro de que seríamos buenos amigos. Entonces, cuando ya se encontraba frente a mí, hizo algo que me tomó por sorpresa.
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Cortito, pero bueno. Tenía bloqueo, no sabía si iba a continuar esta historia hasta hace una semana. En verdad llevo un tiempo buscando el momento de actualizar lo que sea, pero por exámenes y demás no ha sido posible.
Espero que os haya gustado este capítulo y pronto actualizaré esta historia 🥰
Adiós❤️.
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Kalopsia || PedrixGavi
RomancePablo nunca se ha sentido especial, al fin y al cabo era un chico corriente sin talento para nada; no era un chico estudioso, y mucho menos atlético, lo único que se le daba bien era correr carreras de coches, cosa que a sus 16 no podía hacer. Odiab...