Miro a mi alrededor por encima de las gafas y continuo leyendo, todo bien, todo seguro, la exagerada sobreprotección que me brindan mis progenitores me ha hecho sumamente cuidadosa con mi entorno y un poco paranoica con los desconocidos. Estando aquí tan lejos de el, caigo en la cuenta de lo mucho que extraño su compañía, sus palabras amables y su tacto cálido, lo necesito, pienso mientras miro el nublado y precoz cielo de abril, la distancia siempre hace que la espera sea peor, el saber que lo tengo cerca y puedo hablarle cuando me apetezca es un continuo alivio mientras pasan las clases del día, después viene el momento de tenerlo para mi sola y entonces puedo liberar todas las tensiones acumuladas durante la semana. Lo considero terapéutico, me hace olvidarme del mundo por un instante, un precioso momento que siempre termina demasiado pronto. Por suerte para mi, estos momentos pueden ser obtenidos de más de un individuo, lo que me concede un cierto aire de seguridad, el saber que existen opciones es tranquilizador, el mundo no terminará sí un día me aburro de su compañía y decido dejarlo, suena mal intencionado pero la verdad es que es mejor así, sin compromisos ni decepciones, así son las cosas, y así soy yo.
Una vez llegada está conclusión, retomo el párrafo y sigo fingiendo que leo apaciblemente mientras mi cerebro bulle de actividad.
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Déjame decirte la verdad.
Teen FictionLa peor parte de los secretos es que siempre salen a la luz en los peores momentos, permíteme presentarme y para empezar, déjame decirte la verdad.