La vida. Sí tomamos en cuenta el hecho de que sólo somos una pequeña parte de universo, entendemos lo realmente insignificante que es nuestra existencia. Estamos aquí para vivir una miserable vida humana, nuestra misión por instinto es reproducirnos y seguir sobre poblando el planeta consumiendo sus recursos hasta agotarlos. Llegara un momento en el que no quede nada, pero igual, no nos importa.
El propósito de nuestra vida, o en particular de la mía, es vivir la mayor cantidad de experiencias, disfrutar de todos esos pequeños placeres que sólo podemos permitirnos los humanos, experimentar todas las sensaciones que nos sean posibles y luchar por todas aquellas banalidades a las que solemos aferrarnos. Pero así es la vida, la vida que ya ha sido decidida para nosotros, así es y así seguirá siendo, podemos obrar bien o mal, al final ninguna de las dos opciones nos llevara al cielo, al final, caeremos en la cuenta de que realmente no hay nada, que teníamos un propósito, vivir una vida, y que una vez cumplido dicho propósito, será el final de lo que sea que hayamos estado haciendo todo ese tiempo.
Esta es la realidad, cruda, como debe ser, podemos seguir creyendo que esto es un milagro y debemos estar agradecidos por lo que tenemos, o podemos decidir abrir los ojos y enfrentarnos al hecho de que nuestra estancia aquí es corta, que debe ser útil de alguna manera para el resto del mundo, que sí morimos y resulta que jamás hicimos nada por el bien común, en realidad no tuvimos vida.
Pasamos el tiempo preguntándonos cual es nuestro destino, esperando que de alguna manera la respuesta nos caiga del cielo, como sí las cosas fueran tan fáciles. Podemos quejarnos hasta el cansancio, pero quieren ser realistas, hagamos lo que tengamos que hacer y terminemos con esto, de cualquier manera eso no cambiara nada.
ESTÁS LEYENDO
Déjame decirte la verdad.
Teen FictionLa peor parte de los secretos es que siempre salen a la luz en los peores momentos, permíteme presentarme y para empezar, déjame decirte la verdad.