Cerezos.

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Mi nombre es Yuuji. Desde que tengo memoria viví en un lugar sin nombre. Mí vida la viví con 8 o 9 hombres. Eran buenos y atentos, me enseñaban a contar o a descubrir palabras nuevas.

Cómo estaba apunto de cumplir los 18, tuve el privilegio de conocer a una especie nueva para el mundo en el que vivía.

Mí muerte se acercaba. Así que los chicos decidieron regalarme la compañía de alguien más, alguien nuevo.





Gojo Satoru era el nombre de la persona que entró a mí vida. Gojo Satoru era alguien nuevo para mí.

Blanco de piel, blanco de pelo, blanco de pestañas, blanco de cejas, blanco de dientes, celeste de ojos y azul de ropa. Enserio era una especie nueva desde mí punto de vista.

Lo primero que escuché salir de su boca fue un: ¿Que carajos?. De vez en cuando escuchaba decir eso a los hombres, por lo cual me causó risa.

Tenía una voz hermosa y una personalidad divertida de vez en cuando. Nunca estaba de más escucharlo soltar alguna palabra nueva para mí lista de palabras. Era lindo.

"¿Entonces naciste aquí?" Me preguntó desde sus rejas.

"Así es, te habrás dado cuenta por mí manera de ser, es igual a la de ellos" Dije refiriéndome a los hombres.

"Tal vez lo veas así, pero tu no te pareces nada a ellos" Me aseguró asintiendo con la cabeza.

Solté un pequeño suspiro acompañado de una sonrisa.

"¿Sabes por qué me trajeron a este lugar?" Me preguntó de golpe.

"Mí cumpleaños está cerca, eres mí regalo número 18" Indiqué con una sonrisa.

"¿Y que tal te parece tu regalo? ¿Hermoso, no?" Alzó una ceja chistoso o tal vez coqueto.

"Es mejor de lo que esperaba" Admití mirando hacia abajo.

"Yuuji" Interrumpió uno de los hombres acercándose a nuestras celdas.

"Estoy listo" Dije poniéndome de pie y acercarme a la salida con una sonrisa alegre.

"¿Te vas? Pero falta para la siguiente sesión" Habló Gojo mirando al hombre y dirigiéndose a mí.

"Mí cumpleaños se acerca, así que tengo el privilegio de ver de qué sirve mí sangre" Explicaba a medida que el hombre me habría para salir sin despegar mí vista de Gojo.

"¿Quien querría ver para que sirve la sangre? Que raro.." Expresó asqueado Gojo rodando los ojos.

Solté una pequeña risa y me despedí siguiendo al hombre.

Faltaban 3 semanas para mí muerte, por lo cuál los hombres prometieron enseñarme todas las cosas que quisiera.

Gojo a veces decía cosas que no lograba decifrar y a veces pedía dormir conmigo hasta que tocara su turno de irse.
Por las noches lo escuchaba reír mientras miraba el techo fijamente. No lo entendía. A veces pasaba por mí cabeza que tal vez era alguien que venía de otro lugar.

"¿De dónde vengo?" Me preguntó.

"Así es. Eres diferente a mí, de seguro eres de otro lugar" Dije mirándolo fijamente teniéndolo sentado en frente mío.

"Jaja.. tienes razón, vengo de un lugar muy diferente al tuyo. En el mío hay muchos colores y muchas personas, también muchas cosas y muchas comidas" Me contó cerrando los ojos con una sonrisa.

GoYuu JujutsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora