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El mundo está dividido en géneros.
Alfas: Quienes son los más capacitados a dominar sobre los demás.
Betas: Quienes son un ser común pero sumamente inteligente como para dominar al más débil, o empatar en una pelea contra el más fuerte.
Y Omegas: Quienes son espécimenes raros en la sociedad, ya que siendo hombre o mujer, son capaces de quedar embarazados, actuar de manera protectora y, como no, ser la comida de los más fuertes por los débiles y hermosos que son.
Ahora bien, existen diferentes Clanes del cual el más destacable es el Clan Gojo, y tienen buenas razones para serlo.
Familia atractiva, riquezas, dominio. Todo lo que uno quisiera tener, el Clan Gojo lo tiene, y justamente por eso es que es tan llamativo, al ser una familia de personas dominantes, la gente se vuelve loca por estar con uno de ellos, o ser uno de ellos. Gojo Satoru es justamente el diamante más brillante de esa familia, al tener lo deseado por cualquiera, y ser la causa de pelea de muchos y muchas.
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"Gojo, actúa maduramente ante los nuevos empleados, no me hagas pasar vergüenza" Pidió Nanami cansado de siempre repetir lo mismo.
"Nanamin, no te preocupes de lo que tiene que hacer alguien tan genial como yo, se cómo actuar" Respondió Gojo guiñando totalmente seguro.
"Pero... ¿Que recibo si hago lo que me pides?" Preguntó coqueto.
"Recibirás horas extras para no hacer nada" Respondió Nanami ignorando la actitud del otro.
Gojo soltó un suspiro derrotado y se dirigió a la puerta de salida para ir a recibir a los nuevos como fue pedido.
"Dile a Suguru que me traiga dulces de venida" Pidió antes de salir, y que al salir cerrara la puerta causando un fuerte ruido para los odios de Nanami.
Gojo bajo las típicas escaleras grandes y largas hasta llegar a la puerta principal. La abrió, y justamente fuera de esta, en su gran patio, se encontraban los nuevos empleados.
"¡Yaga!" Llamó animado Gojo acercándose a su amigo.
"Satoru, ya está todo" Indicó el hombre cruzando de brazos.
"¿Tu le explicarás todo? ¿O yo también tengo que ir?" Preguntó parándose al lado del hombre y examinar a los nuevos.
"El chiste es que tu también vengas" Dijo con una mirada fulminante Yaga.
"Ah, está bien" Asintió sin problema alguno el chico.
Yaga avanzó hacia dentro del lugar siendo seguido por Satoru y los demás.
En cada una de las esquinas Yaga explicaba lo que tenían que hacer o cuidar, explicaba cosas que le aburria de escuchar a Gojo, pero era algo que si o si debía hacer. En cada lugar que quedaban, Yaga daba la señal para las peronas que vinieron para esa especialidad, ya sea limpiar, lavar, cocinar, preparar, observar y cosas que se le pudieran ocurrir, y así hasta llegar al final.
