☆ 07

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—¿A dónde vamos, Min?

—Al parque —preguntó, sin quitar los ojos del camino —Nos encontraremos con los chicos allí.

—Genial, ¿está muy lejos?

—No, ¿por qué? ¿Aún le da miedo andar en bicicleta, hyung? —contestó Minho, con un tono de voz que tenía la intención de sonar cariñoso y burlón al mismo tiempo.

Jisung infló los cachetes, golpeando levemente el abdomen de Minho.

Vale, era cierto que al principio no había depositado mucha confianza en el vehículo, ni en el agarre que representaba Minho tampoco; vale, más bien no había depositado nada de confianza en el vehículo.

Enseguida la vió lo primero que hizo fue huir negándose rotundamente a ir en la parte trasera de este, ni en la delantera tampoco, ¡en ninguna!

Siempre le dió miedo montarse en vehículos pequeños como las motos o las bicicletas. No obstante, con el tiempo le había encontrado el gusto a la bonita Fixie roja que Minho manejaba, incluso, un poco de cariño.

Se había acostumbrado más rápido de lo posiblemente estimado a la manera en que el aire golpeaba su rostro, alborotándole los cabellos, o en la manera en la que la chaqueta de su hermano se sentía bajo su agarre, y también, a la no muy agradable sensación de su trasero aplastándose contra el portaequipajes, a falta de otro lugar para que se sentase.

—No, tonto, solo es que mi trasero duele. Este lugar es incómodo, por si no sabías.

—No se preocupe, Hannie hyung. Puede sentarse en mis piernas la próxima vez.

Jisung intentó con todas sus fuerzas que la vergonzosa imagen de él en las piernas de Minho no pasara por su cabeza ni siquiera por un segundo, porque ahí estaba de nuevo, esa extraña catarata de sentimientos revolviendo la parte superior de su estómago.

Para conseguirlo, creyó que lo más efectivo sería golpear el hombro de Minho pronunciando algún amago de insulto.

Llegaron en pocos minutos.

Por supuesto, enseguida se acercaron, lo recibió el abrazo inconfundible de Shin Yuna alrededor de su cintura, haciéndolo reír para ocultar que se encontraba tenso como un palo.

La adorable chica, debía admitir, pese a parecerle una increíblemente agradable persona, aún lo intimidaba un poco -sea por su tamaño o su extrema confianza-.

—¡Min, has traído a Hannie oppa! ¡Ya te habías tardado, bastardo!  —reclamó la pelinegra, batiendo furiosamente sus largas y encantadoras pestañas como era tan usual en ella, apretando a Jisung entre sus extremidades superiores —Lo extrañamos.

—Por supuesto que te extrañamos —habló Christopher, acariciándole los cabellos negros. Todo el grupo asintió ante la afirmación, como si supieran que tanta atención estaba haciendo que Jisung sudase un poco.

Estaba bien, a todos alrededor suyo parecía agradarles la idea de salir con él. Eso debería ser bueno, de hecho, lo era, y hacía que Jisung sin duda se sintiera más cómodo, sin tanta necesidad de estar al lado de Minho como las primeras veces que había salido con el pequeño grupo.

Su favorita, sin embargo, era Yuna; mientras no estuviese invadiendo su espacio personal como si el mañana no existiera, siempre se sentía muy cómodo con la chica.

—Por supuesto, aquí el interesante es mi hermano, no su amigo de toda la vida, no, Minho no importa en lo más mínimo. —La repentina protesta de Minho hizo reír a todos.

Dahyun, que estaba casualmente allí, se acercó a Minho y se colgó de su cuello; Yuna también se acercó, aferrándose a la cintura del -vergonzosamente para Minho- más bajo, dejando un sonoro beso en la mejilla.

De hecho, Jisung se preguntó desde cuando Dahyun estaba solo "casualmente allí", mientras, naturalmente, se atoraba con su saliva como si de súbito le hubiera subido por la garganta una lagartija.

—No seas celosito, Honnie —se burló Dahyun, haciendo a Minho rodar los ojos —Aún te queremos.

—Sí, sabes que te amamos enano.

Minho sonrió, ocupando ambos de sus brazos en rodear la cintura de ambas mujeres a sus costados, las dos carcajeantes y de miradas juguetonas y fraternales.

—Sip, este es mi harem.

—¿No te unes, Yeji? —preguntó Dahyun, desencadenando una ola de carcajadas histericas y golpes en el hombro hacia la mencionada. Dahyun actuaba fingidamente sexy, acariciando los cabellos de Lee sugestivamente mientras mordía su labio inferior sobre-actuadamente.

—¿Quieres morir? —dijo Yeji, contendiendo la risa que amenazaba con salir y que posiblemente fuera más bien contagiada.

—¿Y tu, Hyunjin? —sugirió Yuna, siguiendo el juego de Dahyun, jugando con la cadena de un Minho que a estas alturas estaba incluso avergonzado.

—¿Perdón? —Y con esta respuesta, otra ola de risas y comentarios.

—¡Los gemelos Hwang son sexys!

—No hablen así, Jisung hyung esta aquí —habló Minho enseguida Dahyun y Yuna tuvieron piedad y lo dejaron libre de sus garras, caminando hacia su hermanastro y tapándole los oídos.

Han Jisung sintió sus mejillas arder vergonzosamente, a la par que el lugar se llenaba de risas amistosas y exclamaciones de ternura.

Yuna se acercó a él y, nuevamente, lo rodeó al rededor de los hombros con un abrazo, haciendo que sus mejillas se pusieran aún más rojas.

—Dios... es tan tierno... Quiero besarlo. Minho, ¿tengo permiso para besarlo?

—No, no tienes —respondió Dahyun, cruzándose de brazos.

—No te preguntaba a ti, zorra básica.

Inmerso en la tonta e infantil discusión, Jisung no se dió cuenta cuando Christopher Bang colocó un brazo sobre su hombro, sonriéndole divertido y hasta burlón, sin embargo, amistoso.

—Amigo, esto es un desastre. Pero¿sabes qué?, tienes mi respeto.

—Eh...yo...

“Ok, esta es demasiada socialización para mi”.

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❝Gatito❞ | 𝐌𝐢𝐧𝐒𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora