#1: Nameless

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—Ya lo sé, mamá —respondió una joven por su teléfono

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—Ya lo sé, mamá —respondió una joven por su teléfono. Una chica de cabello negro y desarreglado, ojos oscuros y con notorias ojeras veía la pequeña tienda de conveniencia en la que trabajaba. Escuchó unos murmullos del otro lado de la línea, a los que respondió: —Si, si, quieres tener nietos y que mi vida sea feliz antes de irte a la tumba, pero mamá, yo ya soy feliz como vivo... —su madre siguió hablando. La joven solo escuchaba hasta que terminó la llamada. Ya cansada y aprovechando que en la tienda no había nadie. Solo agachó su cabeza sobre el mostrador, durmiendose al rato.

El aviso en forma de pequeño pitido de la puerta que sonaba cada vez que alguien entraba o salia. Esto despertó a la chica que se levantó en un momento.

—Bienvenido —saludó entre un bostezo.

Charlotte se sorprendió al ver que quien entró era un chico de apariencia escuálida, ojos azules, cabello negro, estatura promedio, pero lo más notorio, estaba golpeado y sangrando.

—¿Venden vendas? —preguntó aquel chico con una pequeña sonrisa.

La joven tomo unas que tenía bajo el mostrador y se las entrego al chico, quien las tomo, y saco su billetera donde tenía guardados algunos billetes.

—¿Cuanto te debo? —el joven tenía un aspecto tranquilo a pesar que seguía sangrando.

—Son dos... —sin aviso alguno el chico saltó sobre el mostrador para esconderse debajo— ¡Que mier...! —pero el joven hizo un gesto de que guardara silencio, esto confundió a Charlotte pero al mismo tiempo sonaba la puerta abriéndose, donde entraron tres tipos que se notaban bastante enojados— Bien-bienvenidos, ¿puedo ayudarlos en algo?

—Si —respondió un castaño que se puso delante de sus dos compañeros—. Estamos buscando a un amigo, es flaco, de 1.70, lo golpearon unos sujetos y lo están buscando —se quedó en silencio un momento, pensando en algo que inventar—. Queremos asegurarnos que este bien.

—Pues... —Charlotte miró por debajo. El chico negaba con la cabeza, ella bien podía indicarles donde estaba y todo el asunto se acabaría para ella, lo pensó por un instante— No, no lo ví. Lo lamento —los tipos después de la respuesta negativa se marcharon— Gracias por venir... y no vuelvan —dijo esto último en un susurro—. Bien, ya puedes salir.

El joven salió de abajo del mostrador con dificultad por sus heridas. Charlotte le dejó un asiento para que pudiera apoyarse.

—Ese sujeto es un imbécil. Dijo que mido 1.70 y realmente mido 1.75 —afirmó el chico indignado, pero con una sonrisa que demostraba su poca seriedad ante el asunto.

—No quiero sonar entrometida pero...¿qué acaba de pasar?

¿qué acaba de pasar?

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Spider's Bizarre Adventures: OmnibusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora