Cap I

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Pasaron 3 meses de aquel suceso en el que perdí la capacidad de patinar competitivamente, era un infierno, ni siquiera podía ver videos del patinaje puesto que dolia demasiado ver a otras personas haciendo lo que no puedo.

Lo que me pasó es irreversible, me lastime un hombro así que si seguía patinando como lo hacia con aquellas horas interminables de práctica podría quedar sin mover ese brazo o algo así.

Mi vida había avanzado pero no igual, mis padres se fueron porque yo era la esperanza de esa familia, ellos querían que les diera el honor de llevar a Japón la medalla de oro olimpica y eso hice pero a nivel Junior, ellos querian el senior.

Después de eso me mudé con una señora agradable, no era mi familiar pero ella tomo mi custodia legal.

-hola Sara - saludé.

-Momo ¿Como estás?-  saludo con una tierna sonrisa.

-bien- dije-haciendo tareas- b fui a la cocina.

-¿Haz pensado en estudiar otra vez presencialmente?- pregunto de la nada.

Yo me detuve y le dije- no lo he pensado - me dirigí a la nevera.

Cuando empezé a patinar profesionalmente tuve que cambiarme a clases virtuales debido al tiempo.

-seria extrañó - dije y abrí la nevera pero no había nada.

-no hay nada ¿Cierto?- Sara apareció a mi lado.

-no- suspiré-y no hay dinero - baje la mirada pensando en algo que hacer para que pudiéramos comer.

Se supone que yo debería te era dinero debido a que me pagaban para competir pero mis padres se los dividieron entre ellos.

-saldre un momento - miré a Sara y fui a las escaleras- hare lo posible para que podamos comer.

Una de las razones por la que no tenemos dinero es que ninguna tenemos trabajo, Sara esta en silla de ruedas y yo en mis estudios, seria muy complicado.

Me cambie de ropa y camine hacia la pista, la cual está a dos cuadras de mi casa. Cuando llegue me recibió la pequeña Rika con una sonrisa y se la devolví, continúe hasta llegar al rink y estando ahi me sente en una de las sillas, el sonido del hielo me ayuda a pensar, hace 3 meses no venia aqui asi que algunos se sorprendian de verme.

-hola- una voz risueña me sorprendió- estoy tan feliz de verte- me abrazó efusivamente.

Mia Hamada, mi antigua coach, ella me entrenaba cuando competia.

-hola-le devolví el saludo un poco pensativa- yo también estoy feliz de verte.

Supongo que por el hecho de que ella llevaba mucho tiempo con ella, se pudo dar cuenta de que no estoy tan bien.

-¿Que sucede?- preguntó mientras se sentaba a mí lado.

-no se que hacer - dije observando a los patinadores que prácticaban- no tengo dinero.

Ella me miró con confusión.

-mis padres se los llevaron cuando me dejaron - respondí sin que ni siquiera preguntara.

-demandalos- murmuró un poco enojada.

-no puedo demandar a alguien cuando ni siquiera se donde está - comenté con impotencia.

-tienes razón -

Por unos momentos hubo silencio entre nosotras y luego escuché una exclamación, así que la mire extrañada.

-vuelvete entrenadora - inmediatamente la mire como si hubiera dicho la mayor estupidez.

-estas loca- la tomé de los hombros- solo tengo 13.

-en la isu no existe ninguna regla de la edad de los entrenadores- comento extasiada- con eso ganarías el dinero que nesecitas para vivir-

La idea no sonaba tan descabellada.

-solo una cosa- la mire y sus ojos reflejaban preocupacion.

- debes volver a patinar-

Hasta El CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora