Capitulo VI: ¿¡Tú!?

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            Khloe

—¿¡Te has dado cuenta de quién es!?—salta, emocionada.

Cuatro días, cuatro putos días han pasado desde el concierto...

—¿Un chico?.

—¡Es Jackson, Khloe!. No es cualquier chico, joder—grita entre nosotras.

¿Qué cómo llegué a este lío?.

Sencillo. Jackson, consiguió la dirección de mi casa.

¿Cómo lo hizo, y con qué motivos?.

Ni puta idea.

—Te dedicó una puta canción en el concierto y ahora está aquí...—se emociona—Estoy que flipo.

Ya sabe dónde vivo, así que eso quiere decir que...

—Omio, ¿podemos regresar con los chicos?. No me fío de ellos.—me levanto de mi asiento, pero me vuelve a empujar, haciendo que regrese a mi posición anterior.

—Te tengo en la mira, señorita.—entrecierra los ojos.

Ruedo los ojos en respuesta, y me vuelvo a levantar de mi sitio, dirigiéndome a la sala de estar. Antes de llegar al umbral de la puerta, escucho una conversación a lo lejos que capta mi atención.

Ante ello, recuesto el oído en la pared, a escondidas, en busca de escuchar sin ser vista.

—¿Cuáles son tus intenciones con nuestra chica?—identifico la voz inconfundible de Fred.

Me asomo rápidamente, y logro alcanzar a ver parte de la escena. Chad y Fred están sentados al frente de Jackson como dos polis—el bueno y el malo—, en pleno interrogatorio.

—Yo...

Me mantengo un rato observando la escena, en busca de aparecer en el momento preciso.

Mi mirada se queda fija en ellos durante unos minutos. La mirada verde de Jackson empieza a divagar por todos lados, hasta que se dirige hacia mí dirección, notando mi presencia. Me escondo rápidamente, llevando mi cuerpo contra la pared.

Mierda.

«Eso te pasa por cotilla»

Me mantengo en mi mismo sitio, intentando escuchar algo más de la conversación, pero hay un notable silencio en el lugar. Recuesto la oreja nuevamente en la pared, en busca de algún sonido, pero nada, al parecer la plática term...

—¿Que haces?.

Me sobresalto en mi lugar, pegando un brinco y un chillido, que hacen que unas manos cubran mi boca.

—Shhh.

Es Omio.

—Que susto.

—¿Siempre sueles escuchar conversaciones a escondidas?

Me contagié de vosotros.

—No cuando esas conversaciones suelen incluirme.

—Te ves patética, ¿sabes?.

—Gracias por tus palabras, no las tendré en cuenta.—sonrío.

—Vamos.—me sujeta del antebrazo, sacándome del escondite, haciendo que  sea visible para ellos.

Rata traidora.

Omio me sigue por detrás, mientras avanzo a grandes zancadas hacia el lugar de los demás.

Un verano contigo [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora