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Me gusta Saint Spleen, porque puedes esconder un cadáver y lo pueden confundir con los cientos de cuerpos que yacen bajo la ciudad.

— nota de autor.

— Capítulo 00, breve introducción

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— Capítulo 00, breve introducción.

Me gusta Saint Spleen porque llueve, este lamentable pueblo está ubicado en aún más lamentable punto geográfico que parece un puto imán para feroces tormentas y bajas temperaturas. Cuando la lluvia desciende desde el cielo, está helada, igual que el cadáver de alguien que lleva unas horas de muerto, me gusta sentir como el agua se desliza sobre mi piel desnuda, como empapa mi cabello mientras mi mano se aferra al cuello de alguna damisela suplicante. Ver cómo sus ojos brillan por las lágrimas que se acumulan en ellos, sentir sus uñas clavándose en mis manos, ver sus expresiones de odio y pánico, total pánico.

Me gusta la forma en la que Saint Spleen está rodeado de un denso bosque, oscuro; con árboles gigantescos que parecen querer alcanzar el cielo, me gusta lo profundo que es el bosque, perfecto para adentrarse en él... Y existir, me gusta caminar por él, memorizar sus caminos, sus rutas de escape y guardar algunas decenas de secretos con mis fieles amigos puntiagudos.

Me gusta Saint Spleen, porque en las mañanas, puedo respirar el olor fresco de pino que es empujado por el viento frío.

Lo que más me gusta de Saint Spleen, es la mujer de la cafetería, me gusta verla, ella es lo que más me gusta de este jodido pueblo triste.

...

Hace un par de días, comencé a observar a alguien. Es una mujer genuinamente interesante, la forma en la que habla con la gente, el olor a menta que está impregnado en sus prendas, el cabello que delicadamente acomoda atrás de su oreja perforada mientras se acerca hacia mí.

Es hermosa.

Sus labios se curvan en una sonrisa, sus dientes alineados se muestran cuando ríe a carcajadas, sus ojos son todos los círculos de Dante, hay pecado en ellos.

Cada vez que camino por el bosque, puedo fantasear del tomar de su delicada mano, pasar mis dedos por su esmalte de uñas que casi siempre se mira impecable, tocar su fina nariz, besar sus labios, rodearle su delgado cuello.

Y asfixiarla.

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