Víbora estaba feliz, nerviosa y confundida.
Plenamente feliz porque saldría con su amado Po, en su salida apreciarían las hermosas estrellas que titilan en la oscuridad de la noche.
Sería la oportunidad perfecta para mostrarle los rollos que había escrito con tanto amor.
También planeaba darle un espectáculo privado, sobre una disciplina que era experta al igual que el Kung fu, el baile.
Gracias a eso había sido invitada a muchas celebraciones, debido a sus más aclamados bailes, les gustaba mucho hacer feliz a los demás.
Sus movimientos eran sorprendentes, los animales se maravillaban, impresionados por su formidable manera de moverse y por tener un dominio inigualable con su cinta.
Pero también se sentía nerviosa, ¿si no era como esperaba?, ¿qué pasaría si terminaba mal?, trataba de dejar esos pensamientos a un lado.
Y confundida, ya que por más entusiasmada que estaba, había una sombra de duda en su corazón, una verdad innegable cuando conoció a Po por primera vez.
Su admiración por Tigresa.
Estaba claro, era su favorita de los cinco furiosos, en los entrenamientos siempre prefería ser su compañero de combate, a pesar de lo fría que podía ser en su carácter.
Cuando todavía poseía sus figuras de acción hechas de madera, siempre llevaba la figurilla de Tigresa consigo, como si fuera indispensable.
Le recordaba a esos soldados que llevaban cerca de su pecho el retrato de sus esposas cuando iban a la guerra.
Y no se diga la cara de embobado que transmitía al ver al verla hacer sus altos splits en el aire.
"Cómo me gustaría que me viera así"
El entrenamiento había concluido, todos estaban exhaustos, sin embargo valió la pena, aquellos ejercicios se encargaban en trabajar sus puntos débiles.
—Bien estudiantes, han demostrado superación en sus maniobras practicando su lado menos dominante— comentó Shifu, manteniendo sus ojos cerrados—. Sin embargo aún contemplo fallas.
Víbora, ¡más atención a los ataques frontales!, Mono ¡más velocidad!, Po, ¡más concentración!—No lo pude evitar maestro, Tigresa siempre me distrae. . . ¡Quiero decir!, porque es muy rápida de seguir. "Casi hablo de más"
—No está mal —dijo Tigresa, apreciando la mejora de Po respecto al equilibrio—. Sin embargo, lo que dijo el maestro es cierto, si te concentras más tendrás mejor precisión.
—¿Has notado que los únicos que el maestro no regañó fue a Grulla, Mantis y a Tigresa?—. Dijo Mono, mientras practicaba con su palo, para ser más rápido.
—Pensaba que les iba a decir algo después, sobre que debían mejorar en algo —asintió levemente la cabeza, aceptando sin problemas—. Han superado los retos y me alegro mucho por ellos.
Luego de aquel entrenamiento fueron a visitar la tienda de fideos del Sr Ping, vale la pena darse un pequeño descanso por recompensar las horas de sudor y puños sangrantes.
—Tigresa, ¿porqué jamás descansas?
—preguntó Po mientras caminaban al restaurante.—¿De qué hablas? —dijo Tigresa con un gesto extrañado.—Voy a descansar comiendo en el restaurante de tu padre.
—No pareces muy entusiasmada que digamos.
Tigresa le dirigió una mirada fría, pareciese como si le quisiese golpear.
—Tranquilo —Víbora vio que Po se sentía entristecido, pensando que su compañera felina odiaba este lugar—. De hecho está muy feliz, solo que no es muy buena expresándolo—luego ella se envolvió en el brazo del panda para susurrarle en su oreja—. Solo si has vivido años con ella lo entenderás, tranquilo, ella te aprecia aunque no lo diga con palabras.
—Al contrario que tú, no tienes problemas en demostrar cariño a todo el mundo.—Dijo acariciando su escamosa cabeza—. De verdad admiro tu nobleza.
—No hay necesidad de ser alagador Po, simplemente me nace—siseó elegantemente—. Es porque ustedes son muy especiales para mí, sobre todo tú, Po.
Aquella declaración fue bastante clara para ella, esperaba que para él también resultará ser así.
—Woow, gracias Víbora, definitivamente es cierto, ¡eres la mejor amiga que un panda puede desear!
—¿Amiga? —Se sintió triste en el fondo, mas no dejaría que esa palabra le robe la felicidad, con el simple hecho de haber estado toda la noche sin saber de él le había dejado una grande tristeza, así que apreciaría estar más cerca, aunque sea como una amiga.
Tal vez, en aquella cita que tendrían cuando el sol se oculte en las montañas, podrían ser algo más.
—¡Oh, casi lo olvido! —Po sacó de su mochila un postre que su padre le había dado, de los muchos que tenía le sobró uno—. Casi me como todo, por lo exquisitos que estaban, pero guardé una para ti.
—¿Hmm?— Víbora inclinó levemente la cabeza hacia la derecha, el bocadillo se veía tan pequeño en su garra—. Gracias, ¿qué es?
—Un pastel de luna, mi padre las preparó— Estaba dudosa de tomarlo, no sea que resulte como las galletas de Mono—. Adelante, tómalo, te prometo que no lo lami, Mono ya me dejó una lección para ya no hacer eso con los postres— se rió apenado, rascándose la nuca con la otra garra.
Víbora tomó aquel postre con su cola, y lo probó dando una mordida, ella quedó deslumbrada por el fantástico sabor del manjar, que su mente la transportó a sus bellos recuerdos de la infancia.
—¡Sabe exquisito! —negó con la cabeza, este no era un pastel ordinario—. Tú padre debe tener una receta o algún tipo de ingrediente secreto.
—A veces pienso lo mismo —rió entre dientes—. Pero no hay ingrediente secreto, para preparar algo especial debes creer que es especial.
—O tal vez porque proviene de la persona que sea especial para ti, lo que lo convierte en algo especial.
—Si —Dijo con una sonrisa relajada en sus labios—. Debe ser por eso.
—Gracias.
—¿Por qué?, ya lo habías dicho antes.
—Por transportarme a los recuerdos más bellos de mi pasado, el sabor era muy similar a los pasteles de luna que comí cuando era una pequeña serpiente, en el festival de la luna
—Era también por eso que te ofrecí, recuerdo la barbaroica historia del maestro Víbora, desendiente de los heroicos dragones, y cuando le salvaste esa noche del gorila, ¡siendo una niña y sin usar colmillos!, a eso le llamo tener agallas.
Víbora se envolvió suavemente sobre su esponjado cuerpo, sonriendo plácidamente, luego le miró directamente a esos ojos verdes esmeraldas, que tanto le gustaba contemplar
—Si fui capaz de hacer eso por mi padre, imagínate a lo que sería capaz de hacer por el ser a quien amo mucho.
—Si tu amas a todos— Po giró los ojos, sorniedo de obviedad—. Sería dificil saber a quien amas más, ¿Y cuál es ese afortunado?
—Eso es algo que lo sabrás esta noche —dijo con un tono juguetón
—No me dejes con la curiosidad Víbora —hizo un puchero, sacandole risas a la serpiente— Eso no es radical.
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¿Accidente o Destino?
FanfictionVíbora tiene costumbres que siempre amaba hacer: -Bailar con la cinta -Entrenar Kung fu -Practicar caligrafía con Grulla -Escribir en rollos Aquella última actividad lo hacía en secreto, ya que escribía cosas muy intimas, palabras que provenían dire...