Miedo al Amor || •ʀᴇᴡʀɪᴛᴇ• [T.1]

°~Capítulo O4~°

—Ⓟ︎Ⓞ︎Ⓥ︎'Ⓢ︎ 🅢︎🅟︎🅐︎🅡︎🅣︎🅐︎—

El profesor explicaba la clase, pero ciertamente no me enteraba de nada.
Desde que empecé la universidad hace una semana, me he sentido extraño con la presencia de Ari, es alguien agradable y que a primera impresión cae bastante bien, pero lo mío es diferente, llegando al punto de espantarme.

Me sentaba al lado de la ventana, por lo que desde el segundo piso tenía vista de donde el equipo de baloncesto practicaba.

Y sí, obviamente Ari estaba ahí.

Pero no solo lo miraba a él, literalmente veía a todos y cada uno del equipo, me sorprende que mi hermano no esté ahí sabiendo la rata de gym que es.
Por alguna extraña razón comencé a fijarme más en Ari que en los demás, se cabello rojizo se movía contra el viento, sus orbes bicolor brillaban con la luz del sol, y madre mía los músculos de este tipo, necesito su rutina o lo que sea que haga para mantenerse en forma. No es que fuese el hombre más mamado del mundo porque no lo era, de hecho, era notablemente menos fuerte que mi hermano, digamos que era la musculatura adecuada, perfectamente mi tipo- espera ¿qué?

—Señorito VK…¿Se puede saber qué es más importante que mi clase?.— rápidamente volteé hasta donde quedaba el profesor, todo el puto salón me miraba.

Dios ¿por qué a mí?

Sparta: Na…nada profesor.

—Entonces, no le importará decirnos a todos aquí presentes cuales son todas las ramas que estudia la psicología.— me-cago-en todo

Abrí mi boca dispuesto a hablar, pero las palabras simplemente no salían. Estoy jodido, sé, que estoy putas, jodido.

—¿Sabe qué?.—soltó después de un INCOMODÍSIMO rato en silencio.—si me ayuda con un recado lo dejo pasar.

Sparta: Claro, claro.—acepté con cierta desesperación, no quiero problemas con ningún maestro. Caerle mal a un docente es lo peor en este mundo.

El profesor caminó hasta su escritorio y sacó una carpeta con varias hojas en ella, me indicó que fuera hasta allá y eso hice. Caminando entre los pupitres lograba escuchar los murmullos de mis compañeros, enfóquense en lo suyo, no jodan.
Creí que me daría la carpeta, pero solo sacó una hoja, posiblemente la autorización para llevar los papeles, ya que sin ella literlamente cualquiera podría llevar lo que sería, información importante, y tal vez gastar una broma de mal gusto.

Salí del salón caminando hacia la oficina, los pasillos estaban solos, nadie pasaba y se sentía muy solitario.
Después de un rato deambulando por los pasillos llegué a lo que era la oficina, solo debía ir a la recepción y pedir los papeles.