CAPÍTULO 02

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Ash

La alarma en mi teléfono se enciende, la alcanzo en mi bolsillo, y la apago sinsiquiera mirarla. No sé por qué la pongo, pero siempre lo hago. Como si pudieraolvidar esta hora del día. Es como si tuviera un reloj interno que siempre marcacuando estoy por verla.

Son las tres y media de la tarde y estoy de pie junto a la ventana de mi despacho.Compré este edificio por la vista cuando empecé mi empresa. Está justo frente alparque, y es agradable ver algunos árboles en vez de un mar de concreto. Cuestamucho dinero, pero afortunadamente hago lo suficiente para pagarlo.

Mi pulso se detiene ligeramente mientras examino la acera. En el momento enque la veo, mis palmas comienzan a sudar y aprieto los puños para evitarmoverme. Para evitar escapar de esta oficina e ir hasta ella y así poder arrastrarlalejos del mundo.

Algunos hombres fantasean con colegialas, pero yo nunca he tenido esainclinación. E incluso ahora, mientras veo a la joven, no es su uniforme lo queme atrae de ella. Su falda a cuadros es larga, sobre las rodillas. Le queda algoholgada, lo que me hace pensar que es una talla más grande. Su camisa de cuelloblanco se oculta debajo de un desgastado suéter que parece fue negro alguna vez.Su cabello oscuro está en una coleta baja, y sus gafas son demasiado grandespara su cara. Lleva toscas botas de combate y mantiene la cabeza baja.

Nada en ella incita a hacer insinuaciones sexuales. Sin embargo, cada mañana ycada tarde me paro aquí deseándola. Mi cuerpo grita por el suyo, por apretarsecon él y hacerla mía. Cada centímetro de mí suplica desnudarla y ver la delicadadulzura que sé que está allí. La trataría con tal suavidad, incluso si sintieradesgarrarme en dos sólo por conseguir estar dentro de ella, siendo uno como eldestino intenta.

Sin embargo, nunca he hecho un movimiento. Nunca traté de saciar este deseoque hierve dentro de mí. En su lugar, la observo desde lejos y sueño con tocar lossuaves pétalos que oculta. Sueño en cómo se suavizarían bajo mi toque ygotearían con deseo.

—Sr. Carpenter. —La voz de mi secretaria zumba desde el intercomunicador, ygruño— Hay un Sr. Brown aquí para verlo.

Alcanzo detrás de mí e informo a Rachel que me dé quince minutos. No quieroperder ni un segundo de mi tiempo con ella.

Hoy es diferente. Luce tan triste al principio, y ahora tiene la cabeza inclinadahacia atrás con los ojos cerrados mientras el sol brilla en su rostro, como siestuviera tratando de llevar alguna cosa lejos.

Algo debe haber sucedido y aprieto los puños pensando en cómo quiero matar acualquiera que la haya hecho infeliz. Mi dulce flor se ha marchitado y quierohacer todo lo que pueda para hacerla sentir mejor.Alargándome, toco el vidrio, deseando que fuera su mejilla. ¿Qué tan suave ydulce será bajo mis dedos? ¿Será cálida, como una manta favorita, lista paraenvolverme? ¿Se apoyará en mi palma, rogando por mi intensidad? Dios, cómose lo daría. Nada en este mundo estaría fuera de su alcance si fuera mía.

Los minutos pasan, la veo tomar aliento y alejarse. Me deja de pie aquí, con elcorazón en mis manos, suplicándole que lo tome. Pero no lo sabe. Aún no.Cuando da el último paso que la deja fuera de mi vista, la oscura nube cae sobremí de nuevo. Sólo hay luz cuando pongo mis ojos en ella, de lo contrario mimundo no es otra cosa que oscuridad. No hay nada bueno en él excepto ella, yestoy cansado de que se lo lleve todos los días cuando se va.Es hora de ponerle fin. No puedo soportarlo más.Alcanzando el teléfono, hago clic en el intercomunicador y le digo a Rachel queenvíe al Sr. Brown.

Sacudo su mano cuando entra y nos sentamos. El Sr. Brown me da un gran sobrey lo abro, sacando el contenido. Él investiga algunas cosas, y trato de mantenermi cuerpo tranquilo mientras me explica lo que encontró durante suinvestigación. Pasan dos horas antes de que deje mi oficina, y una vez que haterminado apenas puedo contener mi emoción.

—Jasmine —digo mirando las fotos. Sus ojos color marrón oscuro son tangrandes de cerca. Su piel parece mucho más suave. Corro un dedo a lo largo delpapel, deseando que fuera ella. La cámara no captura su verdadera belleza. Esosería imposible. Ningún lente podría capturar al ser más exquisito en la tierra— Jasmine.

Todo está en marcha ahora, y nunca he estado más ansioso.

Tengo que tomar una respiración profunda para calmarme, porque mi necesidadpor ella está muy cerca de la superficie. He encontrado una forma de hacerlamía. Me hará un bastardo egoísta, pero no me importa. He pasado mi vidaviviendo según las reglas, pero una mirada a ella y todo acabó. Romperé todaslas malditas reglas que este país tiene para tenerla.

Nadie la amará tanto como yo. Nadie la tratará mejor que yo. La haré feliz y haréque me necesite. Pronto será mía. Pronto la espera habrá terminado. 

Pagar La Deuda De Papá - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora