CAPÍTULO 06

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Ash

—Si aceptas venir conmigo, te lo proveeré todo. Un lugar para vivir, dinero parahacer lo que quieras. Puedo pagar tu matricula si quieres ir a la universidad.Puedo hacer realidad cada sueño que has tenido.

Ella se muerde el labio, y puedo ver la indecisión en su rostro.

—Te prometo que nunca te lastimaré, Jasmine. Te protegeré de toda la oscuridaddel mundo, incluyendo la que tu padre está trayendo a casa. Serás mía y tetrataré como una reina.

—¿No me lastimarás?

—¿Por qué lastimaría a la cosa más importante en el mundo para mí? ¿La quesostiene mi corazón en sus manos? —Sacudo mi cabeza porque el pensamientome disgusta. Extiendo la mano, tocando su suave mejilla—. No, mi dulce niña.Sólo haré lo que me pidas que haga. Tus palabras me mandan. Menciónalo y estuyo. Tolo que alguna vez has deseado.

—¿Por qué estás haciendo esto?

Es una pregunta justa. Puedo ver lo mucho que quiere esto, cuánto quiere que loque digo sea verdad. Sólo necesito que me dé una oportunidad para demostrarleque lo es.

—Porque desde el momento que te vi, sentí algo dentro de mi volver a la vida.Todo era tan soso y escaso antes de ti. Paredes de nada comenzaron a cerrarse ami alrededor. Ya nada tenía sabor. Es como si la vida ya no tuviera sentido. Hicetodo lo que siempre había deseado. Hasta ti. Despertaste mi corazón durmiente,y cada día sufre por ti. Tengo una razón para levantarme cada mañana. Quierocuidar de ti. Asegurarme que tengas suficiente comida, que tengas lo quenecesitas. Que todo es tuyo. El mundo, Jasmine. A primera vista, sabía que erasla pieza que faltaba en mi mundo, y cuidar de ti, llena esta necesidad en mí.Sabiendo que soy quien te hace feliz y asegurándome que tus sueños se hacenrealidad, los míos se hacen realidad.

Ella mira más allá de mí a la puerta de su habitación y luego de vuelta a mí.Toma una respiración y cuadra sus hombros.

—Está bien. Iré contigo. Sé lo que me pasará aquí, y quizá si voy contigo hayuna oportunidad. Pero si me lastimas ...

La corto, poniendo la punta de mi dedo en sus labios.

—Nunca.

Debe ver la verdad en mis ojos, porque asiente.

—Empaca tus cosas de la escuela. Nos vemos en la planta baja.

Me da una pequeña sonrisa, y a regañadientes me alejo de ella. Odio inclusoponer esta pequeña distancia entre nosotros, pero es necesario.Cuando vuelvo abajo con su padre, está sentado a la mesa, mirando los papeles.Se levanta cuando me ve y comienza a hacer preguntas sobre las finanzas.

—¿Así que me vas a dar el dinero o qué?

Estoy disgustado de que esas sean las primeras palabras que salen de su boca.Nada acerca de su hija o qué podría haber hecho con ella arriba. Ni siquiera misintenciones con ella. Siempre es sobre el dinero.

—Ya me he encargado de tus deudas alrededor de la ciudad. —Cuando me dauna mirada confundida, me encojo de hombros— Ella iba venir conmigo noimporta lo que dijeras. Pero soy un hombre de palabra.

Alcanzo dentro de mi bolsillo y saco el sobre amarillo que estaba guardando. Loarrojo sobre la mesa, y él se extiende, agarrándolo y abriéndolo.

—Esto es todo lo que verás. No puedes venir a buscarla. No me buscaras para másdinero. ¿Estamos claros?

Apenas mira hacia arriba de la pila de cientos para asentir en mi dirección. Mevuelvo para ver a Jasmine observando desde el final de la escalera. Un rastro dedolor cruza su rostro, pero luego lo sacude. La escena de antes es exactamente loque ella esperaba, y su decepción no es diferente. Planeo pasar el resto de mivida probándole que esta fue la decisión correcta.

—¿Estás lista, cariño? —pregunto, sosteniendo mi mano hacia fuera.

Titubea un segundo antes de caminar hacia mí y poner su mano en la mía. Hayun viejo dicho que dice mejor malo conocido, que bueno por conocer. Pero ennuestro caso, yo verdaderamente soy el príncipe que vino al salvarla. Y measeguraré de que ella lo vea.

—Adiós —le dice suavemente a su padre.

Es entonces que él finalmente levanta la vista del dinero que está contando y lave de pie ahí con una bolsa en su hombro.Él abre la boca un par de veces y luego la cierra. Aclara su garganta.

—Buena suerte.

—Tú también —replica tranquilamente.

No hay abrazos, ni te quiero. Nada. Están parados a un pie de distancia, perotambién puede haber un océano entre ellos. Son extraños que fueron puestosjuntos, y aquí es donde su historia termina.Pero donde esta termina, la nuestra comienza, y la empujo hacia la puerta.

Viene hacia mí con facilidad, y dejo salir un pequeño, aliviado suspiro. Creo quesiempre hubo un miedo dentro de mí de que pudiera no elegir una vida conmigo,pero mi única esperanza es hacerla feliz, es imposible para ella decir no.

Tomo su mano y la sostengo con la mía, esperando agarrarla tan fuerte comopuedo.

—¿A dónde vamos? —pregunta sin un rastro de miedo en su voz.

—A casa, dulce Jasmine. Te llevaré a casa. 

Pagar La Deuda De Papá - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora