13. De Aquí en Adelante y Más Allá

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Daniela no recuerda cuando empezó todo ni cuando terminó todo. Lo único que recuerda es que un día su mundo se cerró y cuando lo vuelve a ver, lo desconoce. Daniela nunca entiende por qué el hogar no se siente como en casa, a pesar de que sus padres lo llaman hogar. Pero Daniela es demasiado joven y el mundo es demasiado grande para cuestionar algo. Entonces Daniela acepta y trata de sentirse como en casa.

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Daniela tiene seis años cuando empieza a soñar con una morena que la mima hasta el punto de que la mayoría se referiría a ella como autoritaria. Para Daniela, sin embargo, el constante acoso de la morena es entrañable y muy bienvenido. La Daniela de los sueños, decide llamar a su yo alternativo, nunca tuvo a nadie que hiciera tiempo en su ajetreado día para verla. La Daniela de los sueños no recuerda si había alguien a quien le importara además de la morena.

Pero pronto Daniela se entera de que sí lo hubo. Después de la morena Daniela sueña con una mujer de cabello dorado y manos suaves que nunca dejan de tranquilizar a la Daniela de los sueños. Tiene una voz encantadora que a Daniela le encanta escuchar y por un tiempo, Daniela siente celos de la Daniela de los sueños.

¿Cómo podría no hacerlo cuando los sueños la hacen sentir menos sola? Cuando los sueños le permiten escapar de los constantes gritos que Daniela escucha en su supuesto hogar.

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Daniela tenía siete años cuando conoció a sus abuelos. Un anciano arrugado con cabello plateado y una mujer baja con cabello canoso. Daniela los conoce porque su padre se ha enfermado y la mujer que Daniela debía llamar madre ha desaparecido. Daniela la vio salir por la puerta una noche, nunca se volvió para mirar a Daniela. Ella simplemente se alejó hasta que desapareció en la oscuridad.

Daniela no puede entender por qué se fue. Se suponía que no debía quedarse y cuidar de Daniela. ¿No era eso lo que hacen las madres?

Esa noche Daniela sueña con una mujer gigante, que acuna a la Daniela de los sueños en sus brazos. Besa la frente de la Daniela de los sueños y la llama 'paloma'. Es exactamente como la madre que Daniela imagina. La madre que Daniela quiere. Daniela decidió que la Daniela de los sueños tenía una mejor madre. Se suponía que las madres no debían abandonar la vida de sus hijos, ningún padre debería hacerlo.

¿Pero qué podría hacer Daniela? Su madre se ha ido y su padre ha muerto. Ahora vive con los padres de su padre. Son más amables. Viejos, pero encantadores y no ruidosos.

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Daniela tiene ocho años ahora. Y decide mostrarle a Nana su diario de palabras y garabatos intangibles. Ella escribió y dibujó, lo mejor que pudo como cualquier niño, cuando soñó por primera vez con la morena: —La llamo Cassandra porque parece una Cassandra. —Dice Daniela mientras señala su mejor dibujo de Cassandra. —Esta es Bela.

—¿Bela con dos L?

—No, sólo una. Bela, Bey-la. —Daniela no sabe dónde ni cómo se le ocurrieron estos nombres, pero parecen apropiados.

—Ella se ve encantadora.

Daniela sonríe y asiente vigorosamente. —Es la más dulce. Y esta —señala Daniela a un dibujo de una mujer muy alta con un vestido y un sombrero de ala ancha. —Su nombre es Alcina. En mis sueños, ella es mi madre. —Nana parece sorprendida por un momento y a Daniela le preocupa haber dicho algo mal.

De Ahora en Adelante || Daniela DimitrescuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora