El Gremio de Jugadores: El Dragón

Capítulo 2: No hay abogados

Necesito un tesoro; Mis instintos dracónicos exigen que empiece a construir mi propio tesoro. Sin mencionar que el sistema que el bastardo que me convirtió en dragón me metió en la cabeza me dice que es una de las formas en que puedo crecer en fuerza.

Mi guarida, si se le puede llamar así, es una caverna en lo profundo del desierto que excavé muy por debajo de las arenas. Me he dado cuenta de que ahora que he reclamado oficialmente este lugar, siempre podré encontrarlo. Puedo sentir la dirección y la distancia sin importar lo lejos que me aleje.

Más allá de excavar estas cavernas, he usado mi aliento relámpago para cristalizar las arenas en un material vítreo. Mis instintos me dijeron que funcionaría. Así es como los dragones azules han hecho sus guaridas en los desiertos durante eones, y aquí me funcionará.

En cuanto a mi tesoro, sólo tengo un artículo digno de ser agregado a mi colección.

Mirando el lazo dorado que finalmente logré quitarme de la cara una vez que me calmé, asiento con la cabeza, sentándome en medio de la caverna más grande. Es un comienzo, pero necesito más . Afortunadamente, mi sistema lo proporciona.

[Sentido del tesoro]

Puedes sentir la ubicación de los tesoros cercanos; cuanto mayor sea la colección, más te llamará.

Tengo un plan sobre cómo puedo empezar a construir un tesoro digno .

Naufragios. Nadé bajo el agua durante lo que parecieron horas sin problemas hasta que escapé de mis atacantes. Es cierto que el viaje desde mi desierto hasta el océano es largo, pero es mejor que arriesgarme a un encuentro con humanos mientras todavía estoy débil.

Me detuvieron en mi forma más poderosa. Ahora que me he encogido, sería capturado con poco esfuerzo si luchara contra ellos nuevamente. Creo que el collar que la bruja de cabello morado usó para quitarme la libertad me estaba empoderando, aunque no sé cómo.

Tal vez le pregunte justo antes de arrancarle miembro por miembro y darme un festín con su cadáver. No olvidaré ni perdonaré que me conviertan en arma; los tres pagarán. Circe, Aresia y la bruja. Todos sufrirán por este insulto.

Puede que me falte el poder que tenía antes, pero sigo siendo un dragón. La cúspide de todas las criaturas. Puedo sentir el poder dentro de mí, el potencial. Recuperaré ese poder sin necesidad de baratijas mágicas.

Pero primero necesito algo más. Necesito un nombre.

– Diana (Mujer Maravilla) –

Themyscira había sido atacada muchas veces a lo largo de la historia.

Sin embargo, éste fue uno de los más devastadores desde que Hércules engañó y esclavizó a su madre; los muertos eran incontables como criatura, este 'dragón' había hecho llover muerte sobre su isla, e innumerables amazonas habían caído bajo su aliento y sus garras.

Y, sin embargo, no podía odiar al dragón por la destrucción que había desatado. Una vez que le quitaron las cadenas que lo ataban, pudo ver el miedo y el pánico en sus ojos, e inmediatamente intentó huir y abandonar la pelea.

No, su odio estaba dirigido a otra parte. Aresia y Circe pagarían un alto precio por este crimen.

La propia Aresia estaba bajo la custodia de su gente, donde su madre y sus asesores discutían la posibilidad de simplemente ejecutar a la mujer por sus crímenes o encerrarla en el Tártaro por el resto del tiempo. Circe seguía desaparecida, pero la cobarde no escaparía a la justicia por sus acciones.