Bosque 1

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Era una tarde simple y normal, conducía rumbo a las afueras de la ciudad para pasar el fin de semana en una cabaña en el bosque, quería alejarme un poco y despejarme, fueron casi unas 3 horas de camino hasta llegar al apartado, era un sitio de paga en línea y me mandaron la llave por correo, el cual debía devolver al finalizar, lleve mi maleta de ropa y demás cosas para pasar el fin de semana.

Soy una chica promedio, cursando universidad, delgada, cabello negro, pechos normales, no diría que tengo tanto que presumir, pero lo tengo, y un trasero que manoseable queda poco.

Estaba agobiada por los exámenes finales así que quería descansar un par de días en el ambiente forestal y tranquilo, al llegar a la cabaña era rustica y de un gran amplio terreno boscoso, era una cabaña bastante apartada y eso buscaba pues quería un poco de soledad tranquila.

Estacione mi coche cerca y baje la maleta, usaba un short de mezclilla, una blusa azul, unos tenis deportivos y mi cabello recogido en una cola de caballo.

Me pase un buen rato bajando la maleta, agua de un garrafón, unas comidas pre hechas y poco más, comencé a dar una caminata para ver los alrededores, pasee un rato por el bosque escuchando las aves, termine descubriendo que había un pequeño lago cerca, aunque no traje ropa para nadar, y termine regresando a la cabaña entrada la 1 de la tarde.

Pero cuando volví adentro me sorprendí al ver la puerta semi abierta, juraría que le había cerrado cuando salí a pasear, apenas entre la puerta se cerro de golpe tras mi y un fuerte golpe me dejo inconsciente en el suelo.

Cuando comencé a despertar adolorida mis manos estaban atadas a la espalda, así como mis tobillos estaban atados juntos y un pedazo de cinta gris estaba cubriendo mi boca, trate de gritar inútilmente y sacudirme alarmada de la situación hasta que dos figuras entraron por la puerta del cuarto, estaba en la cama de la cabaña y las figuras entraban a la habitación, eran dos hombres, fornidos, musculosos, yo debía ser un palillo de dientes a sus ojos si trataba de luchar contra ellos, se acercaron a verme y uno tomo una silla sentándose frente a mi acostada.

- Hola linda, veras yo soy José, el mismo dueño de la cabaña al que contactaste y este es mi hermano Frank, se que puedo decirte su nombre y el mío porque de ahora solo tienes dos opciones, o nos obedeces sumisamente, o bueno, abra que cavar un agujero en lo profundo del bosque.

Eso me hizo tener mucho miedo, si no obedecía moriría en este sitio, porque me ocurría esto a mí, pero ese pensamiento se me fue de la mente cuando Frank se acerco con cuchillo en mano, creí que me aria algo, pero la dañada fue mi ropa que rasgo y rompió hasta dejarme completamente desnuda, José se fue, pero volvió rápidamente con un maletín el cual abrió y pude ver su contenido.

Varios rollos de cuerda, paquetes de cinta, algunas cadenas y candados, mordazas y algunas cosas extras que desconocía.

- Ahora vas a ser buena, te voy a desatar para acomodarte mejor para que pases la noche, así que no hagas ninguna tontería.

Yo solo observaba y comenzó a desatar mis manos, en cuanto mis tobillos igual estuvieron libres le di un empujón y corrí, pero Frank de un simple empujón me tiro contra la pared y se encimo en mi al caer al suelo aplastándome con su cuerpo.

- Mal hecho perra, queríamos ser buenos y que pasaras la noche aquí dentro porque el clima se veía mal, pero quizá un poco de agua te refresque la cabeza para que obedezcas

Me ataron nuevamente los brazos a la espalda, con las manos en la nuca y los codos casi juntos, era bastante doloroso esta posición, mis tobillos atados de manera que solo podía dar pasos cortos, ataron una cuerda a mi cintura la cual pasaron por detrás y entre mis labios vaginales para usar como correa, me pusieron de pie y Frank dio un fuerte tirón, di el mas grande grito cuando la cuerda se enterró en mis labios aunque la cinta lo callo, avance amenazada de mas dolor con esa cuerda lo más rápido que pude, llevándome fuera de la cabaña, José se divertía atrás de mi dándome nalgadas con un tipo de paleta dura de madera para que me apurara.

Fue un camino adentro del bosque, mis labios estaban rojos de tirón tras tirón enterrándome la cuerda y mi trasero rojo de tantos golpes con la paleta, hasta que finalmente se detuvieron frente a un grueso árbol grande y áspero, me empujaron hasta el tronco pegándome contra la dura corteza que rasgaba mis pechos, Frank se puso a apilar unas latas viejas en una especie de torre pequeña en el suelo junto a l tronco, cuando acabo me cargo posándome encima de las dos latas de arriba de la torre, y atando juntos y ajustados mis tobillos, me balance un poco temiendo caer pero el me sujeto de la cadera impidiéndolo.

Luego José paso una cuerda por una rama encima de mi cabeza y con un nudo sencillo ato el extremo a mi cuello, tirando de la cuerda poniéndola justa, casi poniéndome de puntillas encima de las latas, sentía la cuerda enterrarse en mi cuello dejándome respirar lo justo, la cuerda restante fue atada a un balde que colgaba de la rama, pero el balde igual quedo unido a la cuerda de mi entrepierna que estaba enterrada ligeramente entre mis labios.

- Bueno, nosotros nos vamos, no trates de bajar o la cuerda te ara colgar como pollo, y mejor te aseguras de enterrarte bien esa cuerda o el balde te ahorcara igualmente, contando con la tormenta que viene el agua la llenara rápidamente, te veremos por la mañana para comenzar nuestro juego si sigues respirando claro.

Ambos se marcharon entre risas y yo estaba asustada, trate de no moverme para no caer y matarme, pero al paso del tiempo comencé a cansarme y acalambrarme mis pies, el agua comenzó a caer con la tormenta y mi piel fue torturada con el agua fría, aunque temía mas que derribara las latas de soporte, el balde comenzó a llenarse y mi cuello comenzó a apretarse, el sistema funcionaba que si no quería ahorcarme debía enterrarme la cuerda profundamente, casi cortándome por la mitad, baje mis talones chillando cuando la áspera cuerda se hundió entre mis labios, dejándome nuevamente respirar.

Fueron horas, muchas horas hasta que el agua se calmó, la cubeta tiraba de mi llena y yo estaba muy cansada y atrofiada, temblando de frio y concentrándome en no dormirme para no caer, creí que moriría allí cuando los rayos de sol alumbraban entre las copas de los arboles y los dos hombres se acercaban entre el chapotear y crujir del suelo, me vieron allí temblando, cansada y adolorida y sonrieron satisfechos, cortaron la cuerda del balde y el cuello, de una patada derribaron las latas haciéndome caer de cara al suelo lodoso.

- Felicidades por sobrevivir, y ahora bienvenida a los juegos de supervivencia, solo espero que dures mas que los primeros juegos, la ultima chica no duro más que dos.

Estaba demasiado cansada como para temer por ello, con mis pechos hundidos en el lodo ataron una cuerda a mis tobillos y me arrastraron lentamente como costal por el suelo, haciendo que me embarrara completamente en el lodo a medida que avanzaban aparte de ramas, piedras y demás cosas que atormentaban mis pechos.

Esto solo era el comienzo, y si quería seguir viviendo debía superar lo que se avecinaba de los juegos.

El bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora