Vivimos para cuidarnos

Cuidar

Estaba sentando enfrente de una familia en una taquería y tenían a su bebé sentado justamente frente a mi. En ese momento me di cuenta de lo vulnerable que somos los humanos. Claro que los demás animales salvajes son también vulnerables en su etapa de bebé. Sin embargo, las circunstancias del mundo salvaje ha creado patrones únicos para cada especie en su comportamiento así como su desarrollo vital. Una tortuga eclosiona del huevo y se va directamente al mar, una jirafa nace e inmediatamente se para para marchar junto a su madre, mientras tanto, un lobo no tiene la necesidad de huir de los depredadores, por lo tanto no hay problema si nace y se acurruca junto a su madre, además, si su madre se ausenta, el calor de la camada lo protegerá del frío, de ahí viene la importancia de tener múltiples crías. Me parece bellísimo los complejo y basto que es el mundo salvaje. De ese entendimiento me vino a la mente lo único que es el humano con respecto a sus patrones de desarrollo. Por naturaleza, no estamos diseñados para cuidar nuestras propias espaldas, eso iría en contra de la naturaleza, no como las tortugas que se deben dirijir al mar segundos después de haber eclosionado, lejos de su madre, lejos de su camada; pero tampoco somos como los lobos que por su cuenta aprenden a alimentarse de la caza de su madre. Los humanos somos casi completamente disfuncionales cuando somos bebés, por lo tanto, hemos evolucionado para cuidar de los demás. El ser humano es lo que es gracias a la naturaleza. Por defecto ponemos todo nuestro empeño en independizar a un pequeño humano, que a diferencia de los animales, no toma unos días o unas semanas, toma más de unos 10 años de vida. A diferencia de las demás especies, somos obsesivos compulsivos por naturaleza, porque siempre estamos en constante adaptación para mejorar el desarrollo de nuestro grupo, no solo de nuestra persona, sino de nuestra familia.