Todo vuelve a empezar. Ese piano en bucle tocando siempre las mismas teclas una y otra vez. Pareciera que solo tuviera esas escalofriantes notas que dan paso a un ambiente abrumador cargado de tristeza pero extraña calma. Son tres espejos los que resguardan los sentimientos de Alice. Tres espejos que jamás comprendió, pero que, cada día, vuelve a mirar a cada uno. Cada vez que se refleja en el primer espejo, situado a la derecha de su diminuta pero acogedora habitación, se ve a sí misma desmayándose, mientras que todo lo demás se refleja con normalidad. En el segundo espejo, situado a la izquierda de la habitación, siempre se ve a sí misma con normalidad, pero llena de cadenas que atan sus pies, manos, cuello y cintura. Y, en el tercer espejo, situado en el centro, jamás ha conseguido verse reflejada en él. Da igual lo que intentara, nunca lo conseguía.
Sin mucho entusiasmo, decidió tocar el primer espejo. Al tocarlo, Alice perdió el conocimiento instantáneamente y, al despertarse, estaba en su habitación, como de costumbre.Pero, algo había cambiado: no podía moverse. Estaba paralizada, podía hablar y pensar con claridad, pero no podía mover ni un solo músculo de su cuerpo.La habitación empezó a tener un aura más extraño y menos calmante de lo normal. Tenía miedo. Se temía lo peor, pero no pidió ayuda. "¿Qué debería hacer?", pensó. De repente, empezó a sentir presión en sus piernas, como si algo o alguien estuviera apretándolas, pero no había nada; como si algo estuviera trepando por ella, pero no había nada; como si algo estuviera clavando un cuchillo justo en mitad de su pecho. Pero no había nada.La presión era insoportable por momentos, tanto que brotó alguna lágrima. Ya, con pánico y dolor, no pudo contener sus palabras.- ¡Basta! -gritó.Y, en un pestañeo, todo volvió a la normalidad.
Podía moverse, ya no sentía presión, estaba en la misma posición que justo antes de tocar el espejo que se situaba a su derecha. No entendía nada, pero fue justamente eso lo que hizo que no parase ahí.
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La tortura de Alice
ParanormalTres espejos. Tres espejos que representan algo. Tres espejos sinceros pero crueles. Alice nunca quiere mirar, pero la curiosidad y la intriga siempre son más fuertes que la fuerza de voluntad de uno mismo.