Trato Hecho

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'Cause you know I love the players,
And you love the game

Cuando Violeta Hódar decidió estudiar periodismo, pensaba que iba a acabar siendo reportera de conflictos bélicos, que iba a hacer entrevistas en exclusiva a presos políticos, y que, con los años, acabaría ganando premios por su trabajo y sus investigaciones.

Sin embargo, lo único que estaba haciendo con su vida laboral actualmente era cubrir un partido de fútbol femenino que además no le interesaba en lo más mínimo.

Tenía conocimientos de fútbol, gracias a su padre. Ser la hija mayor de una familia de clase media (media baja, solía decir su abuelo) española significaba que la única forma que tenía de entablar una relación con su padre era a través del fútbol; había pasado incontables domingos sentada en el sofá, los pies encima de la mesa y la cabeza reposada en el hombro de su padre, sus ojos marrones centrados solo en la televisión.

— Eso es un fuera de juego — su padre decía, cada vez que uno de los jugadores del equipo contrario se adelantaba a uno de los defensas.

Eran momentos bonitos, que Violeta recordaba con cariño. Le hacían sentir más cercana a su padre, que a su vez también usaba el fútbol para estar más conectado con su hija.

Es por eso que, cuando le notificaron que tendría que cubrir el partido del clásico femenino, lo primero que hizo fue llamar a su padre.

— ¿Vas a comentar el partido? — su padre le preguntó, al otro lado del móvil.

— Sí. También tengo que cubrir la previa. Tendré que hacerle entrevistas a los aficionados y así.

— ¿Y vas a entrevistar a las jugadoras también? — la voz de su padre sonaba genuinamente curiosa; parecía más interesado en esto que cuando le contó que se iba a ir a vivir a Madrid.

— Después del partido — Violeta le dio un bocado a su sándwich.

Estaba en el tren de camino a Sevilla, y quería aprovechar ese momento de calma para comer, porque sabía que después apenas tendría tiempo.

— ¿A los dos equipos? — Juan preguntó.

Violeta levantó una ceja. Nunca se había interesado tanto por sus otros proyectos; cuando cubrió una noticia sobre la calvicie prematura en hombres, solo le hizo tres preguntas, y una de ellas era si quería contárselo mejor a su madre.

— Tengo que entrevistar al equipo ganador, y al perdedor si dan el visto bueno — Violeta dijo. — Con suerte se encierran en el vestuario y puedo cortar la conexión antes.

— Seguro que gana el Madrid — Juan dijo. — Caicedo hoy mete dos como mínimo.

— Mhm — Violeta le dio otro bocado a su sándwich. — Seguro que sí. El Madrid es el mejor equipo.

— Te he enseñado bien — Juan dijo con orgullo. — Ya me vas diciendo, ¿vale?

— Claro, papá — Violeta miró por la ventana.

— ¿Cuánto te queda para llegar a Sevilla? — Juan preguntó.

Violeta apartó la mirada del paisaje, y miró a una de las pantallas del tren.

— Una hora — le respondió.

— Vete preparando las cosas, anda — Juan dijo. — Tú madre ya ha puesto el partido a grabar.

— Recuerda que la previa empieza en dos horas — Violeta le recordó. — Que luego se le va la cabeza y se siente mal por no verme en la tele.

— Ya se lo he dicho — Juan se rio levemente. — Ha llamado a Jacinta. ¿Sabes quién es Jacinta, no? La vecina del quinto.

Blank Space | KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora