BE DAD

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Ser padre es entregar amor sin medida y sacrificio, con la certeza de que no se puede esperar nada a cambio sólo la alegría de verlos convertirse en buenos seres humanos. Ser papá significa tener la valentía para aceptar lo que los hijos decidan hacer en su vida a pesar de que sus sueños no coinciden con los nuestros. Ser padre es ser un ejemplo a seguir.

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Ese pequeño párrafo venía en uno de los libros del instituto. Dentro de mi mente lo leía como si fuera uno de esos estúpidos comerciales motivacionales que pasaban en la tv después de que quitarán tu programa favorito de golpe, no me engañes, se que odias que te dejen a medias en pleno capítulo que se estaba poniendo de lo mejor. Regresando al tema de la familia, esto nunca se me vino bien, talvez fue por el hecho de que la mayoría de mi tiempo me la pasaba cuidando a dos pequeños niños que, con todo respeto, no eran una responsabilidad que debía cubrir a mi temprana edad.

- ¡Joder, quien podría en su sano juicio, amar la responsabilidad de cuidar a hijos que no le corresponden!. - Los chicos de mi clase voltearon extrañados, escuchando aquel comentario tan poco peculiar, no era una persona que hablara abiertamente como los demás chicos de mi edad. En pocas palabras, podría ser catalogado como el apestado del salón, incluso el chico antisocial del instituto, pero, solía importarme tan poco sus comentarios.

Lentamente baje la mirada y tome el libro entre manos, hundiendo mi cabeza dentro de él, rogando que dejarán de verme. Efectivamente, todos rieron. Yo solo podía desear haber estado muerto en ese momento, me enfoque tanto en mis pensamientos que el único comentario tan estúpido que se me pudo venir a la mente saliera a la luz, como si fuera el sol de las malditas madrugadas, como odiaba ese maldito sol, pareciera que se burlaba de mi por seguir despertando cuando por las noches juraba que ya no iba a volver a abrir los ojos.

Un pequeño golpe en la banca me saco nuevamente de mis pensamientos. Cómo es de esperar dí un pequeño brinco por el susto que me había propinado aquella acción, al instante baje el libro para ver a si al profesor que se posaba delante mío, tenía un semblante intimidante, no pude hacer más que apartar la mirada.

- Cuántas veces tengo que decirte que pongas atención a la clase, quieres que vuelva a sacarte, ¿Daian? - Se mostraba más molesto que de costumbre, me límite a contestar, entrelace los dedos de mis manos y aún sin regresarle la mirada, negué con la cabeza. - Eso es lo que quería saber. - Regreso nuevamente adelante de todos.

Solté un suspiro para solo poder percatarme yo mismo. Que esperaban, mi mente no es del todo buena, a veces llego a disociar y ponerme en mundos o en momentos donde se que jamás estuve, ni estaré. Uno de tantos mundos que invaden mi mente es, tener una verdadera familia, un padre presente, dónde no halla odio ni rencores. A veces me hubiera gustado, simplemente no hacer salido de ese mundo donde mi padre me amaba y no éramos unos completos desconocidos.

El timbre que marcaba la salida hizo presencia en aquel lugar. Se escuchaban chicos salir apurados, guarde mis cosas en la mochila y evite a toda costa a mis compañeros, fue el primero en salir del salon, poco me importaba despedirme de los idiotas que se creian superiores a mi. En minutos más tarde me subí al metro que me llevaría a casa, solté un suspiro marcando pesadez, habían pocas personas a bordo así que pude pegar mi cabeza al cristal, alzando la mirada hacia la luna, verla me traía algo de paz, sentía que podia pedirle cualquier cosa y ella me lo daría sin tanto rodeo.

– Quisiera que mi padre volviera. – Decía en voz baja, lentamente mis lágrimas sin que pudiera evitarlo, resbalaban por mis mejillas, con ayuda de mi sudadera pude secarlas.

Llegando a mi casa, mi madre y hermanos me esperaban, no cene ese día, solo me dispuse a hacer la tarea para el día siguiente e irme a dormir. Durante la noche tuve un sueño donde tenía nuevamente esa familia que deseaba tener, todo era un episodio cliché, pero, ese sentimiento hacia que mi corazón se sintiera feliz, me sintiera lleno de vida. Sin siquiera quererlo desperté de un brinco a media noche.

– Deberías ser... Deberías ser un buen padre... – Pase a mis ojos tapándolos, sentía la necesidad de volver a ese sueño, pero se que si volvía a dormir, no iba a soñar lo mismo. Deje caer mi cabeza a la cama y mire a la nada, espere el amanecer.

En cualquier momento caí dormido nuevamente, esa vez esperaba cumplir lo que me decía durante todas las noches antes del mañana. Estás en lo correcto... No sucederá, la vida es injusta. Menuda mierda.

𝙿𝚊𝚙á 𝚜𝚎 𝚏𝚞é.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora