Prólogo

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El tiempo no aguarda a nadie.
Discurre igual para todos; toda vida tiene un final.

Tú, que protegerás el fulgor del futuro infinito...

Dispones de un solo año...
Adelante, vive durante el tiempo que se te ha concedido.

Incluso en estos días felices y serenos, guíate por el corazón y jamas te desvíes de su camino...

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En el país del sol naciente, la serenidad de la noche se dejaba sentir en el aire, el cielo oscuro, cubierto de nubes, dejando ver a la hermosa y resplacediente luna que iluminaba la Tierra. Las calles bullían de actividad, mientras la luz de los edificios se extendía hasta el horizonte, pintando un paisaje urbano resplandeciente en la distancia. Era un 6 de abril del 2009, una noche aparentemente común en Japón.

Sin embargo, para una persona en particular, esta noche no era como cualquier otra...

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El sonido de los rieles siendo rasgados por el tren resonaba con fuerza en el ambiente, mientras éste se desplazaba a una velocidad considerable, dejando atrás edificios y casas que se desvanecían en la oscuridad de la noche. En uno de los vagones, en particular, se hallaba un joven solitario, aparentemente no mayor de 16 años. El reloj marcaba alrededor de las 11:30 P.M. para este punto.

Recostado contra el barandal que estaba al lado de las puertas del vagón, el joven escuchaba un suave zumbido que emanaba de unos curiosos audífonos. Tenía un colgante en su cuello en el que colgaba un MP3 diminuto en el que se podía visualizar la música que estaba disfrutando: "Burn My Dread".

Através del grueso retrovisor de las puertas del vagón, su reflejo se hacía evidente completamente: una estatura medía de 166 cm, una cara redonda enmarcada por una mata corta de cabello esponjoso de color verde oscuro que se riza en ángulos extraños alrededor de su cabeza, proyectando sombras notablemente oscuras sobre sí misma. Ojos grandes y algo circulares con iris del mismo tono verde que su cabello y un conjunto de cuatro pecas simétricas en forma de diamante, una en cada mejilla.

Sumado a eso, unas curiosas prendas: vestía un blazer negro con detalles dorados en los bordes y botones, que se ajustaba con precisión a su figura. Bajo el blazer, llevaba una camisa blanca de manga larga impecablemente planchada. Un pequeño moño negro que caía que añadía un toque de sofisticación a su atuendo. Completando el conjunto, llevaba unos pantalones negro algo holgados, junto unos zapatos mocasines de color negro y en el lado derecho del blazer, había un símbolo: un círculo rojo qué dentro tenía un círculo dorado diminuto y dos cuadros de blanco y negro.

Con su último objeto, una mochila verde oscuro, colgando de un solo hombro, el joven peliverde se preparaba para el siguiente tramo del viaje. Pronto avistó a lo lejos un imponente puente, lleno de vida y movimiento por la constante corriente de vehículos que lo cruzaban. Mientras tanto, la voz del locutor del tren resonaba en los altavoces, anunciando con claridad la próxima parada.

"Señores pasajeros: les informamos que debido a cambios en los rieles, los horarios de los trenes pueden sufrir alteraciones. Pedimos disculpas por las molestias ocasionadas. Próxima parada: Iwatodai."

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11:55 P.M.

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Héroe de la Hora OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora