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"Amor..." Esteban intentó acercarse pero las manos de castaña se escurrieron de las suyas con rapidez, como si estuvieran huyendo de algo más que su simple contacto.
"¡No te me acerques!" Su voz temblaba con un sin fin de emociones, mientras las lágrimas caían pesadamente por sus cachetes. "Yo no sé si me ves la cara de pelotuda o que" Las palabras salieron cargadas de dolor y frustración, como si el peso de su decepción fuera demasiado para soportar."estoy harta de siempre la misma pelotudez"
"Isa, podemos hablar, amor?" Esteban preguntó con voz suave, sus ojos buscando desesperadamente algún indicio de apertura en el rostro de la muchacha, pero ella permanecía inexpresiva, su mirada perdida en algún punto lejano.
El silencio se alargó entre ellos, cargado de tensiones no resueltas y emociones enredadas. Esteban anhelaba desesperadamente que Isa rompiera su muro de silencio, que le diera una señal, cualquier señal de que aún había una oportunidad para ellos. Sin embargo, el vacío en su mirada solo alimentaba sus temores y dudas.
Isabela se sentó en el borde de la cama, observando en silencio cómo su pareja se arrodillaba frente a ella. La habitación estaba envuelta en un halo de tensión, como si el aire mismo contuviera la expectativa de lo que estaba a punto de suceder.
Sus ojos se encontraron, y en ese instante, Isabela pudo ver el tumulto de emociones reflejadas en los ojos de su amado: determinación, amor, miedo. Se preguntó qué estaba pasando por su mente en ese momento, qué palabras estaban luchando por salir de sus labios.
"No podemos continuar si vos no confiás..." Esteban murmuró con un deje de tristeza en su voz, buscando desesperadamente el reconocimiento en los ojos de ella. Sin embargo, en lugar de ver comprensión o aceptación, solo encontró un ceño fruncido y una mirada que parecía contener más preguntas que respuestas.
"¿Me estás jodiendo, Esteban?" Isabela soltó las palabras con un tono que oscilaba entre la incredulidad y la angustia, su mirada fija en él, buscando desesperadamente alguna señal de comprensión. "Confío y confié en vos hasta con los ojos cerrados", continuó, su voz temblando con la intensidad de sus emociones.
Esteban se quedó sin palabras, sintiendo el peso abrumador de la acusación en el aire entre ellos. Quería defenderse, quería explicarle que las sospechas y los mensajes no significaban nada, que él la amaba más que a nada en el mundo. Pero las palabras parecían atragantarse en su garganta, ahogadas por el torrente de emociones que lo invadía.
"¿Qué harías vos si todos los putos días te llegan mensajes de que sos un cornudo, un forro que solo tiene que dejar a su pareja para complacer a los demas?" Isabela continuó, su voz quebrándose con la carga de la injusticia que sentía. Sus ojos se llenaron de lágrimas, reflejando el dolor y la confusión que la consumían por dentro."que te lleguen mensajes de odio solo por ser tu novia..."
El llanto de Isabela se intensificó, sus sollozos sacudiendo su cuerpo mientras las palabras se escapaban entre sus lágrimas. "Yo solo quería estar a tu lado como siempre, verte ser feliz cumpliendo tus metas y amarte", susurró, su voz entrecortada por la angustia y la confusión. Cada palabra resonaba en la habitación como un eco de su dolor.
