En la quietud de la noche oscura,
se mece un corazón lleno de penumbra,
palabras suspendidas en el aire,
como estrellas fugaces sin rumbo ni destino.
"No sé qué responderte", susurra el eco,
en el vacío de un alma desgarrada,
donde el silencio se entrelaza con el dolor,
y los recuerdos se desvanecen en la bruma.
La verdad se esconde tras un velo de incertidumbre,
mientras el corazón se debate entre el amor y el desdén,
¿entusiasmo por responder o resignación por el adiós?
El dilema ahoga el alma en un mar de confusión.
Terminaste y dejaste ruinas en tu camino,
preguntas sin respuesta, heridas sin cerrar,
el eco de un amor que se desvanece en el abismo,
dejando al corazón en la oscuridad de su desdén.
Así, en la noche callada, el poema se desvanece,
dejando un rastro de melancolía y desencanto,
un susurro en el viento, una sombra en el alma,
una historia de amor truncada, perdida en la neblina.
