10: ¡MATAR! ¡MATAR! ¡MATAR!

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A partir de este capítulo los pensamientos los manejare con un - al inicio y final de cada uno

Finalmente, su mirada se detuvo en un hombre de mediana edad, que sostenía una alabarda plateada. Reynarth lo observó, sus ojos llenos de sed de sangre. Parecía como si hubiera encontrado su próximo objetivo.

El hombre de mediana edad, con cabellos grises cortos y ojos agudos, sujetó con firmeza su arma. La tenue luz se reflejaba en el filo de la alabarda, creando un aura misteriosa a su alrededor. Adoptó una postura de pelea, sus pies estaban separados al ancho de los hombros, con el pie derecho un poco adelante del izquierdo. Sostenía el arma con ambas manos, la mano derecha cerca de la base de la asta y la izquierda más arriba, cerca del inicio de la hoja. La punta de la alabarda estaba ligeramente elevada, apuntando hacia Reynarth. Su espalda recta y su mirada fija en su oponente denotaban la experiencia de un guerrero veterano. La tranquilidad que emanaba de él contrastaba con la atmósfera tensa del sótano.

Los músculos de sus brazos se tensaron mientras sostenía su arma; el metal frío y desgastado por el tiempo se sentía familiar y reconfortante en sus manos. La hoja afilada y letal seguía reflejando la luz tenue, otorgándole un aura misteriosa y amenazante.

-A pesar de ser un caído y ya no poder avanzar más, aun soy capaz de enfrentarme a un pequeño bastardo sin cordura- Pensó el hombre antes de que Reynarth se lanzara hacia él.

Y así el sótano se convirtió en el centro de una pelea entre estos dos seres, uno guiado por su deseo desenfrenado de sangre y el otro por su deseo de sobrevivir.

El sótano se llenó con el estruendo de la batalla, el sonido del acero chocando contra las garras llenaba el aire. Reynarth, en su estado de locura, atacaba con una brutalidad desenfrenada, cada golpe y arañazo lleno de un deseo primordial de sangre. No había estrategia en sus movimientos, solo un instinto salvaje y desenfrenado.

El hombre de mediana edad, a pesar de su edad, se movía con una gracia y velocidad que desafiaban sus años. Cada esquiva y bloqueo era un testimonio de su habilidad, cada golpe de su alabarda resonaba con la fuerza de su determinación. La alabarda plateada se movía en perfecta armonía con él, como una extensión de su voluntad, repeliendo los ataques frenéticos de Reynarth.

Con un grito de desafío, el hombre lanzó un ataque final. Su alabarda se movió como un rayo, apuntando directamente al corazón de Reynarth. Pero Reynarth, impulsado por su instinto, reaccionó. Con un movimiento ágil, saltó hacia atrás, evitando el golpe por poco...

El hombre, con su cuerpo bien construido y su fuerza y velocidad superiores, dominaba la pelea. Esquivaba y bloqueaba los ataques frenéticos de Reynarth con una facilidad que hablaba de su superioridad física. Cada golpe de su alabarda resonaba en las paredes del sótano, creando un ritmo constante de acero contra garra.

A pesar de su estado de locura, Reynarth era un oponente formidable. Pero el hombre no se dejó intimidar. Luchó con todo lo que tenía, utilizando su experiencia y habilidades para mantener a raya a la bestia.

La pelea se prolongó, el sudor y la sangre empapaban el suelo del sótano. El hombre y Reynarth se enfrentaban en un baile letal, cada uno luchando por su vida. La alabarda del hombre cortaba el aire, dejando estelas plateadas a su paso, mientras que las garras de Reynarth rasgaban el espacio con su ferocidad.

Finalmente, después de una serie de golpes y contraataques, Reynarth encontró una abertura en la defensa del hombre. Con un último esfuerzo, clavó sus garras en el costado del hombre, haciendo que un grito de dolor escapara de sus labios. El hombre cayó al suelo, gravemente herido, mientras Reynarth, también al borde de la muerte, se tambaleaba hacia atrás, victorioso, pero casi a las puertas de la muerte.

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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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Despertar Escarlata: El surgimiento de la bestia (DESB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora