PRÓLOGO

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Los finales del otoño ya estaban más que presentes en estos días. Las temperaturas se volvieron frías y todo mundo ya estaba envuelto en enormes prendas de tela térmica que los protegía de una posible pulmonía.

Un viernes común significaba la locura del alumnado por los exámenes semanales, pero extrañamente, este viernes estaba demasiado calmado. La cafetería que siempre estaba abarrotada de gente, ahora estaba pacífica y silenciosa, probablemente por la cercanía de las próximas festividades.

—¡_____!

El llamado me incitó a perder el interés en mi trozo de pizza y dediqué mi sonrisa al chico que se sentó a mi lado con una mueca aún más brillante que la mía.

—Pensé que tardarías más.

Seungmin negó. Dejó el plato de su almuerzo sobre la mesa con movimientos torpes. Llevó la mochila hacia su barriga y buscó en la bolsa hasta pescar una hoja que depositó en la mesa frente a mí.

Recogí la hoja, dedicando una corta mirada de reojo hacia mi mejor amigo. El título en el papel era llamativo, pero en general, se trataba de un formato elegante que no estaba absolutamente relacionado con la universidad, lo que claramente llamó más mi atención.

"Vida y muerte, las dos caras de la moneda"

El museo nacional de Seúl te invita a la exposición de fotografía juvenil...


—¿Qué es esto?

—Me lo dio el profesor de teorías. Me dijo que conoce al director del museo y que le habló de nosotros —explicó.

—¿Nos invitó a una exposición pública? —alcé la ceja.

—Sí, pero no necesariamente como público... ¡Nos invitó como artistas para presentar nuestras fotografías!

—¿Qué?

—Oh, mi querida amiga, tenemos que dar mucho de nosotros en todo un mes y medio, el profesor dijo que grandes empresarios y artistas van a asistir y no dejó de lado el que podamos ser reclutados por alguien importante —señaló con la emoción desparramada en sus palabras.

Bajé la hoja con el enorme revoltijo en el estómago y una sensación que me mareó. Tuve la necesidad de sentir un pellizco que me dejara en claro que no era un sueño, pero me fue suficiente con el golpe en la rodilla cuando quise abrazar al sujeto.

—¿Qué hay de las tareas y los proyectos? —me interesé.

—El profesor Park dijo que hablaría con todos nuestros profesores para que nos tengan piedad mientras nos concentramos en la exposición... Si nos va bien, incluso el decano de la carrera dijo que ya no iba a ser necesario que presentemos nuestra pasantía para el requisito del título.

—Woah, Minnie, esto es increíble.

—Es fascinante —concordó—. Hagamos un buen trabajo en equipo —propuso.

Asentí para él, volviendo a dejar la mirada sobre el pedazo de hoja. La idea de participar profesionalmente en un evento de este nivel, me ponía los pelos de punta. La oportunidad era una de un millón, una que no iba a llegar tan fácilmente en otro momento. Saberme siendo la afortunada de cumplir uno de mis sueños me alborotó el corazón.

****

Había pasado un rato desde que atendí la llamada. La punta de mi pie seguía golpeteando el suelo, la voz de mi madre seguía sonando sin una tonada verdaderamente clara. Su asunto me hizo rodar los ojos por quinta vez y Seungmin se mostró divertido, dividiendo su atención entre su cuaderno y yo. Pronto, la mención de mi padre se hizo presente junto al evidente ruido que avisaba de la expulsión del humo de un maldito cigarro.

Cada vez me quedaba más claro que esa mujer era una adicta enferma al tabaco.

—Mamá, deja de fumar —demandé.

—¿¡Qué!? ¡Te estoy diciendo que ese hijo de puta sigue tomando dinero de la casa y tú sólo me dices eso!

—Mamá, si no te mata mi padre, lo vas a hacer tú misma —advertí.

—¡Aish, es imposible hablar contigo!

—Ma...

Los pitidos cortos de la llamada colgada resonaron en mi oído, haciéndome un pequeño hueco en el pecho. Sabía que mamá estaba exagerando la situación sin embargo, no podía no reaccionar ante su desaire.

—Sólo me preocupo por ella —murmuré cuando mis ojos dieron con los Seungmin.

—Estaba sensible, de cualquier manera, sabes que tu padre siempre la vuelve loca.

—Pues sí —acepté, empujando el teléfono con los dedos—. Ni siquiera pude darle la noticia de la exposición.

Los ojos de mi amigo posaron en mí. Se levantó del suelo y se acercó hasta abrazarme la cabeza. Me meció de lado a lado sin tanta agresividad y me soltó cuando empecé a reír.

—Podrás decírselo más adelante, ¿si? Incluso podrías plantearlo como una sorpresa —sugirió.

Mi idea principal era avisarle a mi madre con antelación para que acomodara su vida y dejara un momento para mí. Ahora sabiendo que tenía problemas con mi padre, era más probable que ni siquiera me tomara en serio, así que la idea de Minnie era buena, al fin y al cabo.

—Si te rechaza, ya sabes que no la necesitas porque me tienes a mí —presumió—. Venga, vamos a tirarnos al suelo, bebamos todas las latas de cerveza en el refrigerador y planteemos nuestro trabajo antes de que me dé un bloqueo.

—De acuerdo —le sonreí.

Seungmin me soltó por completo. Él se dirigió a la nevera y yo me encargué de echarme en el suelo de la sala de estar. Vi en la mesita los bocetos de mi mejor amigo extendidos por toda la superficie, dibujados de manera desastrosa. Muñequitos de palitos exorcizados y fondos extraños que definitivamente me levantaron el ánimo.

—Insisto, deberías decirle a Hyunjinnie que te ayude cuando se trata de bocetos.

—Nope —dejó las latas sobre la mesa—. Hyunjin es buen dibujante, lo admito, pero es un hijo de puta que cobra toda una mesada por una simple nariz —explicó, mostrándome su cuaderno—. Además, esto también es arte, Wong.

Me reí de su seriedad y me gané un golpe en la frente. Seung se encargó de abrir un par de latas, dejó la mía frente a mí y bebió de la suya para luego recargarse en el sofá con su libreta en manos.

—Como sea, ahora te explico mis planes —mencionó, centrándose en las hojas—. En la vida tenemos el nacimiento, la niñez, la juventud, la adultez y la vejez, según la información del profesor, el director le dijo que estaría encantado si las fotografías eran crudas y no fantasiosas.

—¿Drogas, sexo, alcohol, vicios y deudas?

—Sí, exactamente eso —sonrió—. Mi tía Mon está por tener a su bebé, así que ya tengo algunas ideas, para esa etapa... Estaba pensando en que quizá tú podrías encargarte de la juventud, la adultez y la vejez.

Miré a Minnie, analizando sus palabras. A gran diferencia de él, yo solía ser más tímida y definitivamente no era lo mío hacerme de una musa para llenarme de inspiración. Me consideraba más a mí misma como alguien espontánea que buscaba evitar escenarios estresantes. No obstante, este tipo de hallazgos tomaban su debido tiempo, hecho simple para hacerme saber que debía comenzar a trabajar desde la mañana siguiente.

—De acuerdo, Minnie, hagámoslo de esa manera —acepté.

♥️

CIGARETTES AFTER SEX || BANG CHAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora