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—Mira esto.

Mi trozo de arroz se desparramó en mi plato al resbalarse de mis palillos por culpa de Seungmin cuando se sentó sin cuidado. Murmuró una torpe disculpa y olvidó el incidente tan rápido como me pasó su cámara con el entusiasmo explotando en su rostro.

Su nuevo trabajo era precioso. El retrato mostraba a su tía junto a su nuevo bebé. La criatura yacía oculta en la curvatura de su cuello mientras ella le sostenía la manita con sumo cuidado. Los matices pálidos de la captura le daban un toque melancólico y sereno que, como siempre, hacían resaltar el trabajo perfecto de Seungminnie.

—Es hermosa —regresé la cámara.

—Gracias —me sonrió—. ¿Cómo vas tú?

Mi sonrisa se tambaleó. Los recuerdos de la última noche desastrosa llegaron como una avalancha dispuesta a arruinarme la felicidad. Las palabras del estúpido suicida insolente siguieron en mi cabeza y ahora realmente pensaba que iba a meterme en problemas si seguía retratando a la gente sin su consentimiento.

—Es una mierda —confesé—. No hay nada, mi cabeza duele y todas las tomas son lamentables.

—¿Puedo mirar?

Le asentí sin muchos ánimos y dejé mi cámara entre sus manos. Su sonrisa se dibujó apenas miró la primera imagen, desatando mis ganas de arrebatarla de regreso. Dejé de prestarle atención a su reacción y simplemente traté de volver a tener interés en mi comida.

—¿Qué es esto?

Lo miré con duda y me acerqué a ver. Era la imagen de los chicos en el parque. Era una buena toma donde una de las chicas se mostraba preciosa e infantil ante el baño de la luz del atardecer, pero que fue cruelmente arruinada porque el humo del cigarro del extraño se interpuso en el plano.

—¿Tu bloqueo te ha llevado a la demencia? ¿Cómo es posible que ahora fumes?

—¡No soy yo!, ¿de acuerdo? —bufé—. Es humo de un idiota que piensa que puede ir fumando libremente porque no hay techo que le detenga... Ese imbécil se interpuso en mi camino y sólo me dejó con un bloqueo peor.

Abandoné por completo mi almuerzo, sintiendo que las tripas se me retorcían en las ganas de tener a ese sujeto enfrente y dejarle un puñetazo en la cara.

—Hey, escuché que los chicos irán al bar terminando las clases, ¿por qué no vamos un rato y te empapas de la energía juvenil de nuestro grupo?

Lo miré con fastidio y él simplemente me empujó el hombro con suavidad. Una sonrisa estaba hurgando en su boca tratando de convencerme. Era claro que tenía que negarme a todas estas invitaciones porque debía estar totalmente centrada en la búsqueda de mi inspiración. Mi cerebro estaba reclamando por una negativa inmediata, pero mi corazón estaba derritiéndose porque Seungminnie estaba mostrándome esos malditos ojos de cachorro atropellado que tanto me corrompían.

—Recuerda que nuestras cervezas siempre son gratis —agregó, tentador.

—Yah, bien, vayamos a esa estúpida reunión —le apunté—. Pero nos largamos apenas Tayeong intente acercarse.

—Trato.

****

La alarma del profesor resonó por todo el aula y fiel a sus principios, terminó cerrando la boca y apagando la pantalla electrónica. Todo el mundo empezó a hablar sobre la reservación en el bar y sonrisas brillantes tomaron lugar en el sitio. Mi coronilla fue acariciada de manera repentina y miré la sonrisa esperanzada de Seungminnie que me pedía guardar mis cosas y levantarme de mi lugar.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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