Capítulo 25: Por qué yo: Parte I
Yoruichi sonrió mientras se acercaba a la puerta principal de la mansión de Kyuubi. La razón de su diversión fue porque podía sentir a los hombres mirándola tensos en preparación para lo que esperaban que sucediera tan pronto como ella cruzara la puerta. Saltando la barrera, aterrizó ágilmente en el otro lado y luego adoptó la postura inicial de una corredora. Los hombres que la observaban dejaron de fingir que observaban desde las sombras mientras intentaban predecir en qué dirección iba a despegar. Con un estallido de velocidad, pasó volando más allá del anillo de shinobi que Ibiki tenía vigilando la mansión. Al saltar a un techo cercano, pudo ver a los hombres que había dejado atrás haciendo lo mismo mientras intentaban alcanzarlos.
"Oh, qué lástima", le dijo a nadie en particular, ya que al menos quería hacer una búsqueda de las cosas antes de poner su plan en acción.
"¿Qué es?" dijo una voz a su lado.
La cabeza de Yoruichi se giró para mirar al orador y decir que estaba sorprendida por lo que la saludó habría sido quedarse corto. "¿Quien diablos eres tú?" preguntó asombrada de que él fuera capaz de seguirle el ritmo.
“¡Soy el demonio guapo de Leaf Village! Mi nombre es Rock Lee”.
Ella sonrió ante la exuberancia del joven y se alegró de que pareciera que Ibiki estaba llamando a los peces gordos para frenarla mientras veía a varios otros grupos siguiéndola desde diferentes partes de la Villa. "Bueno, trata de seguir el ritmo", dijo de repente aumentando su velocidad.
"Yosh", respondió el chunin duplicando su esfuerzo también.
Corriendo por los tejados, esperaba que su plan para lograr que Ibiki cancelara a sus observadores funcionara, ya que durante la semana pasada los había estado guiando rutinariamente en persecuciones inútiles. Al principio no había planeado hacerlo, pero a medida que pasaban las semanas desde que había entrado en la aldea, había empezado a correr para pasar el tiempo. Naturalmente, uno de los shinobi asignados a vigilarla a ella y a Kyuubi los había acompañado. Mientras el hombre la seguía, Yoruichi se había enojado cada vez más, en parte porque había demostrado ser una kunoichi de primera clase, pero el idiota que la seguía lo hacía como si fuera una aficionada. Como resultado, había aumentado lentamente su ritmo hasta que el hombre detrás de ella había estado corriendo a toda velocidad sólo para mantenerla a la vista. Para cuando llegó a la puerta, la idea de que obligaría a Ibiki a cancelar a sus hombres mostrándole la inutilidad de observarla se había arraigado firmemente dentro de su cabeza.
Al ver que el chunin comenzaba a retroceder ligeramente mientras se esforzaba para ir más rápido, le respondió: “No me digas que eso es todo. Apenas he sudado nada”.
Lee metió la mano en las mallas naranjas que tenía alrededor de la parte inferior de las piernas y sacó las pesas que guardaba allí. Yoruichi se sorprendió por los cráteres que crearon donde aterrizaron y cuando comenzó a acortar la distancia con ella, ella se concentró hacia adelante ya que a la velocidad a la que corría la falta de atención podría llevar a un momento bastante embarazoso. Al llegar al borde del pueblo, saltó desde el último edificio y aterrizó en el muro que lo rodeaba. Al cruzarlo horizontalmente, notó que Lee aterrizaba detrás de ella, así que decidió ver quién podía correr el perímetro de la aldea más rápido.
